Estamos dejando en el camino seres queridos, perdiendo amistades y allegados, con esta endiablada pandemia. No debe oscurecer nuestra mente este maligno virus, al contrario, no perdamos la alegría y el deseo de salir adelante. Y si por cualquier circunstancia alguien cercano a nosotras y nosotros debe abandonar este mundo, miremos hacia adelante y reconozcamos que se llevará de nosotros nuestro entrañable y mejor recuerdo. Quiero aprovechar la ocasión para hacer un llamado a jóvenes y no tan jóvenes que pasan de todo esto y siguen su endiablada vida, recuerden que esto nos está atacando a todas y todos. Vaya desde aquí mi pequeño recuerdo cariñoso a una cercana familiar con la que jugué endiabladamente en mi niñez y ahora no me atrevo a visitar, en sus últimas horas. Recuerde que volveremos a vernos juntos, para seguir jugando como niños y haciéndole rabiar a nuestra abuela.