ué empuja a millones de latinos, negros e inmigrantes a votar masiva e inequívocamente a un señor que se fotografía en sus resorts o con un equipo de médicos que le han atendido cuando ellos no pueden, quizá, ni soñar en acercarse a un hospital. Es terrible, pero quizás estos humildes norteamericanos que viven en los suburbios de las grandes ciudades y de los centros de decisión piensen que temen más que les gobiernen los white collars (cuello-blancos) que un rudo y maleducado tramposo porque no se ven con la preparación, el conocimiento y la oportunidad de entrar en el círculo del mundo que marca los pasos del futuro de un mundo tecnologizado, complejo y exclusivo. Al fin y al cabo, la evasión de impuestos, la injusticia social y la desigualdad económica es algo con lo que han convivido siempre, en tanto que a científicos, intelectuales, informáticos, ingenieros electrónicos, especialistas en big data no les entienden y saben que no van a poder alcanzarles. ¿Qué futuro les han prometido a todas estas sencillas personas de la América profunda? No hay esperanza y sí hay un gran miedo al futuro. ¿Solo en USA?