Pues parece que, pese a los malos augurios de nuestros visionarios, el fin de la hibernación económica no ha despertado a la epidemia, que desde que la economía se reactivó ha seguido una curva claramente descendente. Lo que demuestra que aquellos lamentos tenían nulo rigor científico, por lo que sus predicciones sirven igual que la verborrea de un tertuliano, Pura cháchara.