Estas preguntas me han surgido al escuchar, repetidamente, a Casado, Abascal y otros parecidos sus acusaciones, diatribas, -tal vez angustias- por el hecho de que Pablo Iglesias pueda participar en el control y dirección de ese organismo.Inicialmente, uno tiende a interrogarse por qué gente como los nombrados, y otros aún de menor entidad política e intelectual, se sienten capaces de realizar esas funciones negándole lo mismo a un miembro del Gobierno, de mostrada capacidad intelectual, y sobre todo dirigente político elegido democráticamente para cubrir ese u otros menesteres desde el Gobierno.No hay nada que avale semejante dislate. Salvo, eso sí, que nos interroguemos si lo que está en el fondo de esa dramática negativa conduce a otras u otras preguntas.¿Acaso esa gente se sienten dueños, amos y señores de un organismo dedicado al espionaje, al control de la ciudadanía, a la “defensa nacional” contra injerencias perversas de otros países? Y por tanto, les resulta inaceptable que alguien meta las narices en algo que consideran de su propiedad?Sin duda hay mucho de ello. Pero tiendo a pensar que existen otras muchas razones para tratar de vetar el conocimiento que pudiera adquirir el señor Iglesias sobre lo que es y lo que se cuece en ese organismo tan opaco. Acciones y comportamientos poco ejemplares; posiblemente poco democráticos. Y, casi con seguridad, actuaciones destinadas a favorecer, directa o indirectamente, a quienes ponen el grito en el cielo por tamaña pretensión. En todo caso, sus acusaciones, sus diatribas, son una expresión magnífica de la ausencia de democracia en su manera de pensar y actuar.Importa poco que sea Pablo Iglesias u otros miembros del Gobierno quienes dirijan y controlen el CNI. Lo esencial es que, unos u otros, debieran abrir las ventanas, dejar que entrara aire fresco en ese cuchitril. En definitiva, permitir y alentar que la actuación del CNI sea transparente, y se sitúe bajo el control democrático de la ciudadanía.Así, conoceremos las verdaderas razones que les mueve a esa desesperación antidemocrática.