España, como proyecto de integración de diversos pueblos y nacionalidades ha resultado ser un fracaso. Ciertamente, el mundo anglosajón utilizó la propaganda antihispana durante siglos para prestigiar su propio imperio. El imperialismo por antonomasia ha sido el británico, depredador y racista. Pero hoy ciertos historiadores españoles y algunas élites intelectuales están cayendo en la "leyenda rosa" del imperio español, como si el horror de las minas de Potosí o la represión brutal contra los seguidores de Tupac Amaru no hubiese existido. En la actualidad, en la misma política española, encontramos defensores de la "conquista" y justificadores de la "cruzada nacional" de Franco. Una de las voces críticas al día de hoy es la del profesor Jose Luis Villacañas, que señala con mucho tino: "El imperio es una forma autodestructiva. Al final acaba colonizándose a sí mismo y acaba generando con la población la misma relación que con los colonizados".¿Qué hizo Madrid ante las aspiraciones independentistas cubanas? Enviar al general Weyler para aniquilar a los sublevados. Y en 1936 los militares coloniales africanistas trataron a la población humilde del sur de España y al " enemigo interior comunista" como a población indígena a la que hay que castigar y escarmentar. Tal vez fue posible dar un giro a la historia de España en algunos momentos pero en 1874 y 1936 los dos intentos transformadores fueron abortados por golpes militares. Escribió Ortega y Gasset en su obra España Invertebrada: "Por una inversión de las potencias imaginativas suele el español hacerse ilusiones sobre su pasado en vez de hacérselas sobre su porvenir, que sería mas fecundo". Nostalgias de un imperio que no va a volver.