No acierto a vislumbrar el interés o, mejor expresado, la ganancia, que puede otorgarle a una asociación de comisarios de la Ertzaintza el traslado a una red social o a un medio de comunicación, del reproche hacia la Dirección de la Ertzaintza por su apoyo público al Pueblo Gitano. Apoyo realizado en una fecha tan señalada para esta comunidad como lo es cada 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano.Todo el mundo tiene derecho a la queja y libertad de expresión, pero aprovechar el apoyo de la Dirección a la comunidad gitana -la mayor minoría étnica existente en la comunidad europea y amparada por legislación específica que obliga a sus estados miembros- para reclamar una petición de reconocimiento para al colectivo de la Ertzaintza, resulta desde mi punto de vista del todo inadecuada cuando no hasta con un cierto sesgo.A veces se olvida que la Ertzaintza es un servicio público, como tal, sometido a la crítica ciudadana, unas veces a favor y otras, las menos, en contra de alguna actuación. Hay quien opinará que se debe litigar y defenderse de acusaciones no contrastadas. En mi opinión, no se puede estar saliendo de manera reiterada a los medios para rebatir aquello con lo que se está en desacuerdo. La réplica a estas críticas debe encontrarse en el buen hacer de las y los buenos profesionales de la Ertzaintza. Los que cada día, a lo largo de sus 24 horas, salen a las ciudades y pueblos de Euskadi a dar lo mejor de sí mismos con riesgo para sus vidas y a defender los derechos y libertades de todas las personas que convivimos en esta sociedad. Sin que sus actuaciones se encuentren mediatizadas por el origen, etnia, idioma, sexo, religión, capacidades, orientación sexual o ideología de las personas, como siempre lo han hecho desde que la Ertzaintza fue recuperada en el año 1982 y esto ha sido así hasta en los peores escenarios de amenaza, persecución y asesinato terrorista.Por tanto, no encuentro a este tipo de comportamiento justificación ni beneficio alguno para una organización a la que he dedicado toda mi vida laboral desde la primera promoción con 21 años, hasta mi jubilación hace tres meses. Este no es el camino. Hau ez da bidea.