Conocemos ya los borradores de los cinco informes que el PNV ha enviado a los batzokis para su discusión, con motivo de su IX Asamblea General. También para su corrección, cuestión esta que ha solido acontecer en la vida interna jelkide: así a vuelapluma, se acuerda uno de aquella estrafalaria propuesta de sustituir el término Nacionalista del nombre del partido por uno más escocés (Nacional), que fue rechazada, afortunadamente, por las bases. La verdad es que para quienes vivimos esto de la política de manera un poco adictiva se presentan semanas apasionantes en cuanto al peneuvismo se refiere. También es verdad, reconozcámoslo, que la fase previa, la de la elección de las ejecutivas territoriales, ha acontecido en un tono de preocupante apatía, con paupérrimos índices de participación de la militancia.
Habrá tiempo para leer los citados textos y seguir su recorrido interno. Pero, a botepronto, nos ha llamado la atención una vaga sugerencia de revisar con audacia los formatos, las localizaciones y las fechas de las cuatro principales celebraciones del partido: el aniversario de su fundación, el aniversario del fallecimiento de Sabino Arana, el Alderdi Eguna y el Aberri Eguna. Sobre las tres primeras poco tenemos que decir los que no tenemos el carné, pero en torno al cuarto sí, siempre y cuando la propuesta de modificación trascienda el dónde y cómo lo celebran ellos, y se aventuren a plantear un cambio en el calendario.
Ciertamente, son crecientes las voces que se escuchan últimamente sobre la cuestión, lo cual resulta tan preocupante como estrambótico. Hay quien piensa que el día de nuestra patria languidece porque coincide con un periodo vacacional, y no porque es el patriotismo el que flaquea. En el fondo, estamos asistiendo a un sutil fenómeno de deconstrucción que empezó con el nombre de nuestra nación, continúa con la Ikurriña y sigue con el Aberri Eguna. Esperemos que los jelkides no contribuyan ahora a ello, echándose piedras sobre su propia historia.