Poco espíritu navideño, muchos fantasmasEP
Hace ya tiempo que es difícil sostener la existencia de un espíritu navideño cuando hay conflicto. La última vez igual fue en la tregua de unas horas que en 1914 se dieron -espontáneamente, no por iniciativa de sus mandos- en las trincheras los soldados que las padecían. Jugaron al fútbol, cambiaron regalos y se volvieron a pegar tiros durante casi cuatro años más.
Falta espíritu y sobran fantasmas que arrastran cadenas antiguas en Ucrania, en Cisjordania y Gaza, en Taiwán, rodeada por las maniobras militares chinas. Se cohíben hasta los que propugnan menos gasto en armas y más en diplomáticos, a la vista de la efectividad de estos.
En Navidad, todo cambia y nada se mueve en realidad. El balance del año de Alberto Núñez Feijóo es prototípico de los días que vivimos: enumera diez fracasos de Pedro Sánchez y los acompaña de cero soluciones. Bueno, sí: como no le encaja que la economía vaya bien pero los jóvenes reciban bonos de descuentos en el transporte y la cultura, algo prevé hacer. Adivinen qué va a ser antes: reducir el gasto público ahorrándose los bonos o mejorar la economía.
La gota que colma
Deportes con turbante
El dinero manda. Qatar, Emiratos, Arabia Saudí, Omán... el Golfo Pérsico concentra eventos del deporte internacional: fútbol, golf, atletismo... se cambian fechas de celebración para que no haga tanto calor y se llevan fases finales de torneos extranjeros -ahí seguirá la Supercopa española hasta 2029-. Ahora, la FIFA ha anunciado que los que otorga cada año a los mejores entrenadores, futbolistas y clubes, repetirán en la región: tras repartirse esta año en Qatar, irán el año que viene a Dubai. El deporte resulta blanqueante y sus instituciones internacinales igual no se persifican, pero golfean sin ambages.
Al presidente español le tientan estos días con gobernar como si no hubiera Parlamento: con reglamentos y no con leyes. Le faltan votos en el Congreso, así que mejor no pisarlo. Mala solución parece dejar de respirar porque el aire esté viciado. Abra ventanas.
Otro fantasma disfrazado de espíritu navideño sobrevuela los gobiernos del PP. En Extremadura, María Guardiola ya negocia con Vox y, en Burgos, la alcaldesa va para la segunda moción de confianza en dos años porque los de Abascal la dejan sin presupuestos. El rechinar de dientes ha sustituido al villancico como melodía de la política española.
Un recuerdo a la sensual Brigitte Bardot, que pasó de animalista a antipersonas: antiinmigración, anti LGTBI, emblema ultraderechista... Hay que ver, con los años, cómo se echan a perder los cuerpos. Y no te digo ya las mentes.