Coincidiendo con el nuevo curso escolar, el Gobierno Vasco ha puesto en marcha la Mesa Eskola bikaina denontzat (una escuela excelente para todos) para, supuestamente, ir hacia un sistema educativo inclusivo, equitativo y de calidad.
Nos viene a la memoria otro “proceso participativo” que impulsaron algunos agentes políticos para sacar adelante la actual Ley de Educación. El de entonces no fue más que un movimiento propagandístico para reafirmar el objetivo inicial de sus promotores. En aquel proceso participativo se rechazaron las aportaciones realizadas por la comunidad educativa de la escuela pública.
De nuevo hemos escuchado las grandes palabras de la consejera Pedrosa sobre “estrategia de país”. ¿Qué país? ¿El que se escolariza en las escuelas públicas cercanas y quiere ir a la universidad pública, o el de los centros que se sustentan con fondos públicos, pero no están al alcance de todos? Porque no es lo mismo comprometerse con un país que con otro.
El primer paso de esta mesa ha sido presentar un diagnóstico inicial sobre la segregación escolar. Con sus luces y sombras, es de destacar que apenas hay referencias a nuestro sistema educativo dual. La “patronal” de la escuela pública no detecta la escasa presencia de voces de la escuela pública, a pesar de que representa el 50% del conjunto del sistema.
Tras el diagnóstico inicial, el Departamento de Educación aborda en su informe las posibles medidas a adoptar. En los últimos tres cursos, el Departamento ha tomado decisiones unilaterales, no consensuadas con la comunidad educativa, que consisten fundamentalmente en la distribución de determinado alumnado vulnerable, aunque ello suponga impedir su matriculación en la escuela pública. Esta medida ha vulnerado los derechos de ese alumnado y, además, no ha hecho de nuestras escuelas el reflejo de los barrios y pueblos donde están. Si se trata de buscar la equidad, habrá que distribuir a todo tipo de alumnado.
Si no abordamos la causa del problema, un sistema educativo dual que genera segregación escolar, no avanzaremos hacia crear una escuela que garantice la igualdad de oportunidades para todos y todas. A menudo, el sistema educativo finlandés ha sido tomado como modelo por diversas razones, pero la característica principal no se menciona: el 97% del sistema educativo es público, en el aula conviven tanto pobres como adinerados, finlandeses o migrantes. ¿Por qué no se da ningún paso en la publicación escalonada de los centros concertados?
El sistema educativo debe trabajar contra la segregación y a favor del euskera. Hay que generalizar el modelo D, sistema de inmersión. Saioa Alkaiza, tras ponerse la txapela del campeonato de bertsolaris de Navarra 2021, nos muestra muy bien el trabajo de las escuelas públicas cercanas, con el euskera como herramienta para la inclusión: “Besarkada bat langile auzoetako aldera / erdaldunen seme-alabok hor ikasi dugu euskera / eta mundu bat da jaso duguna horrekin batera…” (Un abrazo hacia los barrios obreros / las hijas de los castellanoparlantes ahí hemos aprendido euskera / y es todo un mundo lo que hemos recibido junto con eso…).
Han pasado 50 años desde que el gran poeta de Bilbao Gabriel Aresti nos dejó, pero cuando escuchamos las palabras segregación o vulnerabilidad nos viene a la mente lo escrito en el poema En el puerto de Zorroza donde reflejó perfectamente el día a día de los que menos tienen... “Hemen euskaraz ta han erdaraz / Okerbideak ezpaitaki mintzaerarik / berdin tratatzen baitu / erdalduna eta euskalduna” (Aquí en euskera y allí en otro idioma/ el camino equivocado no sabe de lenguas/ trata igualmente / tanto a euskaldunes como a quien no lo son.). El texto no pierde actualidad.
El euskera, Wolof, el árabe, el ucraniano, el castellano, el portugués... son idiomas maternos que escuchamos en las escuelas públicas. Pero si se quiere promover la igualdad real de oportunidades educativas de todos y de todas las alumnas, hay que priorizar la escuela pública para que no haya “equivocaciones-okerbideak” en el camino educativo de ese alumnado.
La segregación provoca falta de equidad en nuestros centros educativos y supone la reproducción generacional de las desigualdades sociales. La migración no es nueva aquí. Así como muchos vascos y vascas tomamos el camino hacia la emigración, a partir de 1950, en plena industrialización, mucha gente vino a nuestro país. Gabriel Aresti presenta en el Centro Gallego de Barakaldo un poema en el que muestra una clara actitud hacia los recién llegados: hospitalidad, solidaridad: “Etorri datoz, joan doaz? / ez uka bertan euskarri / bertoko habian lotuko baitira” (”Vienen, ¿se van?/ No neguemos su arraigue aquí/ pues se unirán a nuestro nido”).
Antes y ahora tenemos un pueblo de acogida, pero la igualdad de oportunidades es imprescindible para no dejar a nadie al margen y eso sólo se consigue a través de un sistema público potente. Debemos potenciar y priorizar los sistemas públicos de salud, cuidado... y educación. En el camino hacia la justicia social soñada por Aresti, el camino frente a la segregación es la Escuela Pública.