Treinta años es mucho tiempo. Durante esta larga odisea hemos vivido cambios enormes. Hemos pasado de decorar los clasificadores con películas de vísceras -no sé cómo no me exorcizaron los curas de mi colegio-, a hacerlo con fotos de Taylor Swift o de algún predicad@r del perreo. En lo tecnológico el avance ha sido, sin duda brutal, en lo moral, no tanto.
Precisamente hace tres décadas los aguerridos Def Con Dos lanzaban un disco imbatible con un tema cuyo mensaje sigue vigente si miramos a nuestro alrededor en este 2025.
La banda viguesa nos advertía de que el pan era poco y el circo pésimo. Porque ahora el pan también escasea: inflación que devora sueldos, alquileres imposibles, empleos precarios disfrazados de oportunidades y una generación que sueña inútilmente con hipotecarse. ¿Y el circo? Cutre, rancio, vacío, miserable... El espectáculo lo marcan políticos que aúllan en bucle lo mismo de siempre, con una hipocresía vergonzante; los tertulianos que saben de todo sin saber de nada, y las redes sociales, donde el insulto es la moneda oficial.
La gota que colma
Transición que genera Decepción
Retrato de una ‘showgirl’. Quienes saben de música dicen que el nuevo álbum de Taylor Swift es decepcionante, aburrido... Hablan de disco de transición porque estaba más preocupada por su boda. Sin haber escuchado una sola nota del mismo, ni de ninguno de la diva, me parece una gran noticia. Y lo digo sin ánimo peyorativo. Si descontentas a tus fans, algo bueno has hecho; has arriesgado, has perpetrado un artefacto que nadie esperaba. Muchos LP han recibido todo tipo de palos para acabar convertidos en clásicos. Habrá que esperar un tiempo para comprobarlo. Confío en no seguir en este mundo cuando llegue ese momento.
Google o TikTok son ahora “El Gran Hermano”. Entregamos nuestra intimidad a un algoritmo que decide qué vemos, qué pensamos y hasta qué votamos. Vigilancia disfrazada de entretenimiento.
El adversario sigue “organizado, sobrio y aburrido”. Dirigentes desnortados que defienden lo indefendible y jueces que convierten causas en espectáculos de toga. Nos pretenden inocular una seriedad institucional cuando en realidad lo que transmiten es un sistema gris como el incienso.
La canción jaleaba que “en la estupidez siempre ha estado el enemigo” y llamaba a unirse al “Escuadrón de las Sombras” y una serie de comandos grotescos que ponían en evidencia al poder. Hoy son el meme y la sátira digital las armas contra tanta solemnidad impostada, aunque a veces prevalezca la sensación de que la ironía ha sido colonizada: de tanto reírnos de todo, no nos tomamos nada en serio. En definitiva, soportamos lo insoportable, ahora... como me rayes el coche, arde Troya.