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Bog@ndo por la red

Linchamientos y puritanismos

Las calles, las redes, las plazas, las colonias de verano son de todos. Lo otro sí que es fascismo

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Linchamientos y puritanismos

De un tiempo a esta parte se da un fenómeno curioso. Cuando uno manifiesta sus dudas frente a algo que defiende una corriente de pensamiento de lo que podríamos llamar progresismo, automáticamente se le señala con el dedo mientras se le acusa de comprar las tesis de la extrema derecha, negando la posibilidad de cualquier debate. El último caso es el campamento de Bernedo. “Más de 70 grupos feministas y LGTBIQ+ denuncian una campaña de linchamiento contra las colonias” (Orain). “Critican que la ultraderecha y el puritanismo quieran asociar la disidencia sexual y de género con las agresiones a menores”.

Linchamientos y puritanismos II

El problema de Bernedo es tratarlo desde las tripas. Objetivamente, hay varias cosas ciertas que debemos reconocer: no se es un tránsfobo puritano por decir que, entre otras cosas, no estuvo bien obligar a menores a ducharse juntos en pelotas. El escenario adecuado para difundir estas ideas e ideales no era un campamento de verano. No lo era. No es menos cierto que tampoco podemos aprovechar este caso para dar rienda suelta a nuestros pensamientos más viscerales. “Las calles, las redes, las plazas, las colonias de verano…¡son nuestras!” finaliza el comunicado. No; son de todos. Lo otro sí que es fascismo.

Paz

¿Será esta vez la buena?” me pregunto mientras desayuno con la noticia de que Hamás ha aceptado el plan de paz de EEUU e Israel. “Por fin un rayo de esperanza para Gaza”, empieza la crónica de 20 Minutos: “Israel anuncia la implementación inmediata del plan de paz de Trump”. Algunos líderes europeos han salido a celebrar la noticia y la esperanza parece querer abrirse paso entre las bombas que, según denuncia Hamás, todavía siguen cayendo sobre la Franja. Sólo el tiempo dirá si esta vez es, efectivamente, la buena y podemos dejar atrás uno de los episodios más insoportables de nuestra historia reciente.

El código postal

Con el panorama mundial actual queda más claro que nunca que nacer a uno u otro lado de la línea puede suponer una diferencia vital, en el sentido más crudo de la palabra. El dónde puede llegar a ser más determinante que, incluso, la genética. Así lo defiende el psiquiatra y psicoterapeuta José Luis Matín que, en una entrevista en el podcast Zzen Labs, afirmaba: “Se sabe que en nuestra vida tiene mucha más importancia el código postal que el código genético”. Un dato esclarecedor: los municipios madrileños de Pozuelo de Alarcón y Parla están separados por 15 kilómetros…y dos años de diferencia de expectativa de vida.

Origen versus esfuerzo

No hace falta irse al extremo de las zonas en conflicto. En el llamado Primer Mundo el ascensor social es una realidad y funciona cada vez peor: “En España, tu origen pesa más que tu esfuerzo: la OCDE atribuye el 35% de la desigualdad a circunstancias heredadas” (El Blog Salmón). El grueso de la brecha viene del nivel educativo y la ocupación de los padres, factores que pesan mucho más que el sexo, la presencia de los progenitores en el hogar o, incluso, el país de nacimiento. Una lectura interesante en un contexto en el que, con esfuerzo, cada vez alcanza para menos. Ni siquiera para algo tan básico como la vivienda.