Descontado un día de los “tres o cuatro” que Donald Trump concedió a Hamás para responder a su plan de paz, solo quedan “dos o tres” para que venza el plazo, el tiempo que la organización palestina dijo ayer que empleará para comunicar su decisión. Mientras llega la respuesta, la dramática realidad cotidiana de la Franja sigue bajo el signo de la muerte y la destrucción mientras Israel prepara el terreno para nuevas fechorías a base de amenazas que ni conmueven. Su ministro de Defensa, Israel Katz, del mismo partido que Netanyahu, advirtió ayer mismo a los gazatíes que no demoren su retirada al sur del territorio. De no hacerlo, pasarán a ser terroristas y por lo tanto, eliminables.
Ante semejante escenario, la quimérica misión de la flotilla solidaria internacional solo puede provocar preocupación por su suerte, mucho más cuando penetró ayer en “zona de alto riesgo”, esas millas de aguas internacionales en las que Israel puede hacer lo que le da gana sin que pague por ello. Son 40 barcos y 500 voluntarios que a última hora de ayer habían sido rodeados por buques de la armada israelí.
El reflejo de este drama entre nosotros es la próxima llamada al paro y movilización por parte de todos los sindicatos con representación en Euskal Herria. Será el día 15, con la demanda de romper las relaciones comerciales con Israel y la invitación a las empresas a que la atiendan tras un ejercicio de “reflexión ética”.
Con el aborto a vueltas
- PP como Vox. En el Ayuntamiento de Madrid el PP ha hecho suya la propuesta de Vox para “informar sobre los efectos del aborto” en los centros públicos dependientes del Consistorio madrileño. La edil del Vox Carla Toscano enumera esos efectos: “Depresión, un profundo sentimiento de culpa, aislamiento, imágenes recurrentes, pesadillas, insomnio, alcoholismo, anorexia y bulimia, disfunciones sexuales, autolesiones, agresividad, y una tasa de hospitalización por problemas psiquiátricos que duplica al de las mujeres que no han abortado”. Así se entiende la libertad de la mujer, en este caso, en Madrid.
Pero hay actualidad más allá de Gaza. En Bernedo, por ejemplo. El de ayer fue un día de reacción institucional tras varias jornadas de narrativa sobre prácticas anómalas con menores justificadas en pedagogía transfeminista. La Diputación de Gipuzkoa anuncia que se personará como acusación en defensa de los menores bajo su tutela. Y Bingen Zupiria ha prometido la revisión de las normas que regulan las colonias de verano, poniendo la mirada en lo más urgente: “Aclarar si se produjeron vulneraciones de derechos de los menores”. Y eso lo dirán los tribunales, no las redes sociales, donde solo hay señalamiento y condena.