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El racismo mata en Gaza y avergüenza a España en Torre Pacheco

El racismo mata, aliena, separa y causa tanto daño como el que estamos viendo en Gaza, como el que experimentamos con el apartheid en Sudáfrica

El racismo mata en Gaza y avergüenza a España en Torre PachecoEP

“Sólo tengo una ambición...

Quiero ver a la humanidad viviendo junta

Negros, blancos, chinos, todos

Eso es todo”

(Bob Marley)

El racismo es el sentimiento o la creencia de que un ser humano es superior a otro por supuestas características raciales o étnicas. El racismo suele ir de la mano del clasismo, la aporofobia, la xenofobia, el esencialismo y los prejuicios. Es importante recordar que, a causa del racismo, civilizaciones y generaciones de familias enteras han sido diezmadas, exterminadas, simplemente porque algunas personas consideraban que unos seres humanos tenían más derecho a existir que otros.

En las últimas semanas, los ciudadanos españoles se han visto bastante conmocionados por tristes incidentes motivados por sentimientos racistas en la localidad murciana de Torre Pacheco. Algunos ciudadanos, movidos por supuestos sentimientos de defensa de los suyos y de su pueblo, decidieron tomarse la justicia por su mano en defensa de un anciano que, según ellos, había sido agredido por ciudadanos de origen magrebí. Para estos ciudadanos españoles de ideología de extrema derecha, las personas que vienen del Magreb a esta ciudad y a otras de España son la causa de todos sus males, especialmente de la falta de seguridad. Se les olvida decir que es el ser humano el que delinque, roba o mata, y no su raza u origen. Lo que hay que hacer en estos casos es perseguir el delito y a la persona que lo comete, no a toda una comunidad. Porque, que sepamos, también hay españoles que delinquen en España y en el extranjero, pero no son apaleados ni expuestos por ello. Las imágenes que se pudieron ver tanto en los medios oficiales como en las redes sociales eran propias de sociedades anárquicas y no dignifican los valores fundacionales de la sociedad española.

Es una verdadera lástima que la inmigración sea considerada por muchos como un problema. Sería del todo conveniente retroceder a la memoria histórica de España. Hasta hace muy poco, España era un país de emigrantes, es decir, la gente huía del franquismo, de la opresión, del paro y de la falta de oportunidades y, allá donde iban, alguien les acogía y les ofrecía lo que buscaban. No se hablaba de papeles, ni de contratos, porque muchos se fueron sólo con lo puesto. Para calmar algunos ánimos, no estaría de más preguntar en los consulados y embajadas de España en todo el mundo cuántas españolas viven actualmente en el extranjero. Es decir, la ciudadanía española sigue emigrando y sigue encontrando oportunidades allá donde va.

Por otra parte, la actitud racista de algunos dirigentes mundiales ante el genocidio y el exterminio del pueblo palestino es extremadamente deshumana. El hecho de que sean árabes, musulmanes, empobrecidos y sin ningún lobby financiero hace que sus vidas tengan menos valor. ¿Cómo se puede permitir semejante barbarie? ¿Qué le está pasando a la humanidad? Israel, por un lado, sigue llorando la barbarie del Holocausto que sufrió y, por otro, diezma sin miramientos a todo un pueblo, mata a niños y mujeres y utiliza el hambre como arma de guerra. Mientras tanto, los gritos de las personas de buena voluntad y de la gente de bien, por la paz y la libertad del digno y valiente pueblo palestino, continúan en las calles de las ciudades de todo el mundo. Las organizaciones internacionales y algunas potencias mundiales apenas los escuchan, porque no tienen ningún interés en molestar a Israel. ¡Qué vergüenza!

España y el País Vasco deben aplicar contundentemente la ley contra la discriminación racial y étnica. Las condenas por estos delitos de odio deben ser ejemplares. La sociedad debe alcanzar el mismo nivel de concienciación contra el racismo que alcanzó con la violencia de género. Lo ocurrido en Torre Pacheco es un aviso a los poderes públicos. Hay colectivos de inmigrantes que son muy vulnerables y objeto de discriminación racial y étnica. Y el colectivo magrebí es diana social de estos señalamientos. Sería conveniente  cambiar esta realidad. El racismo mata, aliena, separa y causa tanto daño como el que estamos viendo en Gaza, como el que experimentamos con el apartheid en Sudáfrica, la segregación racial en Estados Unidos y lo que vimos con el Holocausto, por citar sólo algunos ejemplos. 

Es importante que toda la sociedad sea antirracista y sepa que si hay una sociedad cohesionada, donde todas las personas tengan oportunidades de trabajar y vivir dignamente, donde no haya segregación, se conseguirá la igualdad y la convivencia pacífica y no se repetirán sucesos como los de Torre Pacheco. Del mismo modo, los líderes mundiales exigirían el fin del genocidio en Gaza, porque se darían cuenta de que la única raza que existe y que interesa a todos es la humana.

*Trabajadora social, doctorada en Administración y Política Pública por la UPV/EHU, y activista por los Derechos Humanos