El “lehenbiziko”, el primer salmón del Bidasoa del año, acaba de ser capturado. Será el primero y el último del año pues en 2025 se ha autorizado la captura de un único ejemplar. La prohibición responde al hecho de que su población aún no alcanza los niveles necesarios para garantizar su conservación. 

Esta agradable noticia me ha animado a reseñar brevemente la importancia que el salmón ha tenido a lo largo de la historia en nuestra zona. Antaño fuente de riqueza, hoy prácticamente desaparecido, el salmón ha dejado de ser una experiencia gastronómica para convertirse en una deportiva, también en peligro de extinción. Los beneficios aportados por el salmón allí por donde ha pasado han sido cuantiosísimos, hecho por el cual también ha sido motivo de desunión y disputas entre vecinos de un mismo pueblo o de diferentes vecindades ribereñas, incluso entre Diputaciones Provinciales. 

El historiador D. Florencio de Idoate Iragui, quien fuera director del Archivo General de Navarra, en un apartado de su “Homenaje a D. Julio de Urquijo e Ybarra” (Tomo III - 1950) titulado: “Cosas de pesca en el Bidasoa”, nos señala: “Los archivos nos suministran abundantes datos sobre las incidencias, sucedidos y pleitos habidos en la comarca citada, por esta cuestión, entre navarros y guipuzcoanos, y navarros o guipuzcoanos entre sí”. Recogemos alguna de sus referencias que nos ilustran acerca de esto desencuentros. 

La primera disputa referida se remonta al año 1546. Se trata de las discrepancias entre dos familias, una de Vera y la otra de Alzate que requirieron la intervención del alcalde y jurados de Vera. En el año 1725, encontramos que las Diputaciones de Navarra y Guipúzcoa tienen que intermediar entre las Cinco Villas y Goizueta por los problemas que, según ellos, ponía Fuenterrabía al paso del salmón. En 1766, en vista de las frecuentes quejas que provocaban las estacadas y presas salmoneras, las Cortes Navarras ordenaron que se pusiesen en las mismas unos tablones con sus escalones atravesados, bajo pena de 500 libras en caso de contravención. En 1801, la villa de Lesaca envió a las Cortes Navarras reunidas en Olite un memorial de las Cinco Villas, quejándose de que los pescadores de Fuenterrabía cruzaban con una estacada el río Bidasoa, estorbando así la subida de los salmones. Por otra parte, en lo que concierne a la veda, encontramos que debido a que los pescadores de Irún se habían quejado de la escasez de pesca que se notaba, la Diputación de Guipúzcoa se dirigió a la de Navarra en 1828, solicitando que se observase la prohibición de la pesca del salmón en los mismos periodos de veda y pesca. La respuesta de Navarra fue que las leyes vigentes en el Reino solo permitían su pesca en los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre y no podía separarse de ellas. En Guipúzcoa la apertura de pesca del salmón era el día 1º de enero y que duraba hasta el 25 de julio. 

Tras esta escueta pero interesante relación de ejemplos ilustrativos acerca del salmón y su problemática local, y con el ánimo de reafirmar la gran consideración que desde antaño disfruta el salmón del Bidasoa, me es muy grato referirme aquí a un documento del año 1814, creo que desconocido y nunca referido, con el que tuve la sorpresa de encontrarme en una de mis visitas a un archivo con motivo de mis estudios acerca de la guerra de independencia, en este caso, el Archivo de Hondarribia. 

Su eje principal es el “Primer salmón del año en Fuenterrabía”. Es más que probable, que nos encontremos ante la primera documentación escrita referida al “Primer salmón” del Bidasoa. Se trata del borrador manuscrito de dos breves cartas, anverso y reverso, en un trozo de papel de escasos 11 x 21 cms, que dan fe de la consideración de la que gozaba el salmón

Ambas cartas carecen de firma, pero el señalamiento “De mi ayuntamiento” nos da a entender que se trata del alcalde de la ciudad, Don Josef Antonio de Indart, merecedor de ser nombrado miembro honorífico a título póstumo de la Cofradía del Salmón del Bidasoa. 

La primera, del día 11 de enero, está dirigida al general Manuel Freyre, quien dirigiera las tropas vencedoras el día 31 de agosto en la batalla de San Marcial y, quien se refirió así al pueblo en su parte de guerra: “No puedo pasar en silencio la generosidad con que este digno pueblo se ha conducido en esta jornada, socorriendo a los heridos, curándolos, y dando vendas, alimento, quanto necesitaban con la más exemplar humanidad. Ruego á V. E. lo eleve al conocimiento del Gobierno para satisfacción de este vecindario”.  

Es posible que estas loas indujeran al Ayuntamiento de Fuenterrabía a dirigir al general Manuel Freire esta muy expresiva felicitación:”Excmo Señor Dn Manuel Freyre. En testimonio de lo mucho que devo agradecer a V.E. como a Xefe de un Exército que con sus rápidas victorias ha sabido librarme del yugo tiránico, deseo que V.S. acepte el primer salmón que se ha cogido en la Nasa Española que conserva la ciudad como un monumento precioso que acredita el dominio y propiedad de Nuestra Nación de todo el río Vidasoa. Lo lleva el dador suplicándole lo mande recibir, y comer en nombre de esta ciudad a quien tengo el honor de representar. Con este motivo renuevo a V.S. las vivas de mi afecto rogando a Dios le guarde muchos años. De mi Ayuntamiento de Fuenterrabía a 11 de Enero de 1814, Exmo Señor”. 

El segundo manuscrito, con fecha 14 de enero, está dirigido al Duque de Ciudad Rodrigo, Lord Wellington, general jefe de las tropas intervinientes ese día en la Batalla San Marcial, quien por primera vez y como hecho insólito tuvo a bien felicitar a las tropas españolas dedicándoles en su parte guerra esta perla: “Guerreros del mundo civilizado, aprended á serlo de los individuos del cuarto exército español que tengo la dicha de mandar. Cada soldado de él merece con más justo motivo que yo el bastón que empuño, el terror, la arrogancia, la serenidad, y la muerte misma, de todo disponen a su arbitrio”.  

La respuesta del Ayuntamiento de Fuenterrabía a semejantes loas fue la siguiente: “Excelentísimo Señor Duque de Ciudad Rodrigo. Cada vez que considero a V.E. Jefe de unos Exércitos que con sus rápidas victorias han venido a sacarme de la esclavitud de Napoleón, me lleno de un tierno afecto hacia la eroica persona de V. E. y en prueba de ello me hallo con el deseo de que reciba el pequeño recuerdo de un salmón cogido en la Nasa de esta Ciudad. Se lo remito pues a V,E. suplicándole lo tenga por testimonio de un tributo que le presenta una corporación que solo aspira a manifestar a V.E. su agradecimiento por la libertad que ha sabido darnos, dirigiendo con acierto el valor de los soldados de las tres magnánimas Naciones. Dios nuestro Señor guarde a V.E. muchos años. De mi Ayuntamiento Constitucional de Fuenterrabía. 16 de Enero de 1814”. 

No tardarían mucho los portadores de esos salmones en encontrarse con los destinatarios pues sabemos que esos días, el Señor Duque de Ciudad Rodrigo, se encontraba en su Cuartel General de San Juan de Luz y que el General Freyre se movía entre Ascain y Ciboure. La recepción de un regalo tan singular debió causar estupor a tan ilustres personajes, sobre todo al Señor Duque acostumbrado a recibir otro tipo de agradecimientos y condecoraciones. Seguro que quedaron complacidos al degustar uno de los manjares más exquisitos que nos depara nuestra naturaleza. 

Ojalá las aguas de nuestro singular Bidasoa recuperen su hábitat natural para que veamos de nuevo al salmón surcar sus aguas en abundancia.