La caza del lobo
Voy con el titular por delante para dejar las cosas claras: Me parece una malísima noticia que el lobo haya dejado de ser especie protegida y se pueda volver a cazar al norte del Duero. Opino que al final se ha apostado por la salida fácil, por hacer caso al ruido ante una alarma social interesada. No, no niego los ataques, pero tengo dudas, muchas, de su verdadero alcance y virulencia. Y una vocecita por aquí dentro que se pregunta cuánto de picaresca hay tras los datos. El caso es que seguimos actuando como si fuéramos los dueños de todo y perdiendo un poquito más como sociedad. Y ahora, abro paraguas.
El derecho a protesta
Cuidado con el horizonte que se abre con noticias como ésta: “El jurado declara culpable a Greenpeace en el juicio multimillonario que pone en jaque las protestas climáticas en EEUU (El Diario). Da la razón a la compañía Energy Transfer Partners, que pedía 300 millones de dólares por unas protestas de 2016 contra la construcción de un oleoducto. La empresa acusa a Greenpeace de difamación y de orquestar un “comportamiento criminal” de los manifestantes, a los que habría incitado mediante una “campaña de desinformación”. Por cierto, la preside Kelcy Warren, uno de los principales donantes de Donald Trump.
Los más listos
Al final, los GenZ van a ser los más listos. La generación con peor fama de la historia, que parece no seguir los mismos dictados que los demás, no siente vergüenza tampoco al admitir que el 59,3% de los universitarios se sienten mal preparados para enfrentarse al mercado laboral, según el “Informe Ruta 44: Visión sobre el futuro laboral de los ‘Zetas’ universitarios”, y sólo el 15% tiene confianza en su formación. Lejos de crucificarlos, estoy segura de que la respuesta hubiera sido la misma si nos hubieran preguntado a las generaciones precedentes, pero ellos son los primeros que se atreven a hablar tan claro.
Así hemos cambiado
No soy muy amiga de listados como éste que encuentro en Trendencias (“Once cosas que los baby boomers consideran necesarias pero que son innegociables para la generación Z”), más que nada porque suelen ser ‘clickbaits’ como Europa de grandes. Pero éste en concreto recoge cómo hemos cambiado como sociedad en apenas dos generaciones. Cuestiones como los móviles, las redes sociales o el hecho de priorizar cada vez más la vida personal sobre la laboral han dado un vuelco. Ahora valoramos más nuestra salud y nuestro bienestar. No es ni mejor ni peor que antes, es un signo de los tiempos.
Baja laboral por mascota
Otro signo de los tiempos es la cantidad de mascotas con las que compartimos nuestra vida y la importancia que les damos. Hace años eran poco más que herramientas de trabajo. Ahora incluso tienen derechos, que trata de garantizar la nueva Ley de Bienestar Animal. Éste cambio de mentalidad también trae consigo un debate: La necesidad de contemplar permisos laborales específicos en caso de urgencia veterinaria o muerte del animal. Creo que es un debate para el que todavía no estamos preparados como sociedad, pero que todos los que hemos compartido nuestra vida con un peludo en casa sabemos que es necesario.