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¿Quién está diseñando y para quién el futuro de Donostia?

Creo que se toman decisiones que, por mucho que cuenten con el respaldo de los medios mayoritarios, no se han trabajado previamente de manera adecuada

¿Quién está diseñando y para quién el futuro de Donostia?Javier Etxezarreta

La respuesta más socorrida es que entre todos y todas las donostiarras. ¿Pero es realmente así? ¿Se intenta, al menos, que así sea?

Soy un convencido de la importancia del proceso entre idear algo y llevarlo a cabo. Es más, diría que ese tránsito, ese viaje desde el diseño a convertirlo en realidad, es en muchas ocasiones lo más enriquecedor a nivel personal.

¿Es aplicable este concepto en el quehacer comunitario? Sí, es posible y fundamental si lo que pretendemos es un resultado satisfactorio para la mayoría. Por ello, insisto una y mil veces que es importante hacer cosas, sí; pero que es igual de importante el cómo se hace y con quién se hace.

No es fácil, lo sé por propia experiencia. Pero se debe intentar, y si en algo fuimos cuidadosos cuando gobernamos esta ciudad, con nuestros errores y aciertos, fue en asegurar que los diseños, proyectos, ideas... respondieran y reflexionaran sobre cuestiones vitales: ¿Cómo ha surgido la idea?, ¿a qué necesidad, problema, propuesta de mejora responde? ¿mejora el bienestar de la gente?, ¿sale beneficiado el interés general por encima de intereses particulares que pudieran existir?, ¿cómo trabajar para que quien quiera aportar pueda hacerlo, para que el resultado final no cause rechazo y sí aceptación mayoritariamente?

Cuando acudíamos decididas y convencidas a las multitudinarias asambleas con vecinos y vecinas de Martutene y Txomin tras las inundaciones del 2011, íbamos con la reflexión previa hecha: sabíamos cuál era el problema y la necesidad de darle una solución urgente, escuchamos a la gente, íbamos a mejorar el bienestar de quienes allí vivían, apostábamos por una Donostia en la que el Urumea cobrara protagonismo y contrastábamos esta idea con sus barrios, priorizábamos el interés general, convencidas de que la implicación directa de los propios barrios en lo que se hiciera era garantía de aceptación y no de rechazo. Es un buen ejemplo, como lo podrían ser La Bretxa, la estación de autobuses, Tabakalera, diferentes sectores y barrios, la reconversión de la variante GI-20, de cómo se puede diseñar y construir la ciudad pensando e interactuando con las personas, y priorizando las verdaderas necesidades. Es un modelo de hacer las cosas, estando en el Gobierno y en la oposición.

Estos últimos años el modelo de gobernar ha sido otro, se hacen las cosas de otra manera y confieso que me preocupa cómo se hacen y si la dirección tomada responde adecuadamente a las preguntas básicas que antes mencionaba. En definitiva, reflexiono ¿quién está diseñando y para quién la Donostia del futuro?

Creo que se toman decisiones que, por mucho que cuenten con el respaldo de los medios mayoritarios, no se han trabajado previamente de manera adecuada y que acaban causando rechazo y enfado entre la ciudadanía. Enfado que, aprovecho para decirlo, se debería canalizar adecuadamente para conseguir un cambio.

Los principales problemas de la ciudad no mejoran con las soluciones que se plantean: vivienda, afecciones de un turismo descontrolado, movilidad y tráfico, desigualdades sociales y entre barrios, frustración de la ciudadanía para con la política... Y no se abordan con seriedad, perspectiva de futuro ni de manera integral los retos globales que nos afectan y afectarán inevitablemente como el cambio climático o las migraciones.

La dificultad para el acceso a la vivienda empeora, mientras se sigue aplicando la misma y única fórmula desde hace décadas (más vivienda, sobre todo libre, y ocupación de más suelo). Se “deja hacer” a algunos sectores que se lucran a costa de perjudicar a las y los donostiarras y distorsionar nuestra manera de ser y vivir. Se toman decisiones sobre movilidad y tráfico que no responden a un plan propio de ciudad. No se planifica previamente, no se atiende a propuestas y aportaciones. No se responde a las preguntas básicas de por qué y cómo pensando en el interés general. No se busca la implicación y aceptación. Se opta por la imposición y pleitesía a unos sectores concretos.

Se plantean proyectos que no se sabe a qué necesidad responden, y hay necesidades que no obtienen respuesta. Se decide “a puerta cerrada”, se divulga y se marca agenda con la inestimable ayuda de los grandes medios para luego criticar ferozmente a quien, a posteriori necesariamente, duda, no comparte o tan sólo pregunta el por qué.

La conclusión es que no se hace el esfuerzo necesario para que podamos decir que la Donostia del futuro la estamos diseñando entre todos y todas. La realidad, tristemente, es que sectores concretos con intereses particulares son los que la diseñan. Y no precisamente pensando en mejorar la vida de la ciudadanía y priorizando el interés general.

Termino con un mensaje optimista: esta tendencia se puede cambiar. Son muchas las personas agentes y asociaciones las que se suman a este diagnóstico, y cada cual desde su posición trabaja para que las y los donostiarras volvamos a ser las protagonistas en nuestra ciudad y los artífices de esa Donostia que soñamos: más justa, igualitaria, respetuosa con el medio ambiente y con los derechos de todas las personas. ¡Ánimo y eskerrik asko a todas ellas! Un placer trabajar con vosotras.

Portavoz municipal de EH Bildu