Donostia, bakarra munduan
Donostia y sus gentes me han permitido realizar una militancia social, feminista y política los últimos 16 años. Si algo nos caracteriza, es la inmensa red de asociaciones, colectivos, movimientos sociales e iniciativas que nacen de la voluntad de la ciudadanía comprometida
Soy una goierritarra que, desde la etapa universitaria, encontró en Donostiauna ciudad de acogida y de desarrollo personal y profesional. El barrio de Gros fue para mí, también para mis amigos y amigas, lugar de referencia hasta que dejó de ser una opción habitable para jóvenes en alquiler. Tuvimos que desperdigarnos por otros barrios o municipios cercanos, perdiendo esas costumbres que hacen comunidad y no necesitan de quedadas: el marianito de los sábados en el Barkau o el callejón de Txantxillo, una vuelta por el Teorema y, para las trasnochadoras, los ritmos caribeños del RKA en Secundino Esnaola; claro reflejo de la diversidad social y cultural de nuestra ciudad, en la que convivimos personas de más de 100 nacionalidades. Hoy en día, solo una de nosotras permanece en el barrio. La resistencia. Es evidente que no se está gestionando de forma acertada si cada vez es más complicado desarrollar proyectos de vida dignos.
Donostia y sus gentes me han permitido realizar una militancia social, feminista y política los últimos 16 años. Si algo nos caracteriza, es la inmensa red de asociaciones, colectivos, movimientos sociales e iniciativas que nacen de la voluntad de la ciudadanía comprometida que, desde diversos ámbitos y de forma profesional o voluntaria, a la sombra o de manera pública, adelantan por la izquierda a este Gobierno Municipal en la transformación social que demanda la ciudad.
Este aprendizaje y trabajo en red son las gafas con las que he intentado realizar mi labor política los últimos 10 años en el Ayuntamiento. Etapa que cierro este 30 de enero para centrarme en la labor institucional que también ejerzo en el Senado en representación de los y las guipuzcoanas.
Recientemente, en una comisión en Madrid, analizábamos con expertas un informe del Foro Económico Mundial en el que se recogía que harán falta 5 generaciones para superar la brecha de género y vivir en sociedades paritarias. Así, en estos días de despedidas y nostalgias, este escandaloso dato me hace pensar en todas las mujeres que me han empujado y acompañado en la tarea de poner a Donostia en esa dirección, desarrollando estrategias acordes con una ciudad de vanguardia, comprometida y referente.
Me vienen a la cabeza Itsaso y Garazi, de la Red de Acogida, incansables en la difícil tarea de poner voz a quienes no la tienen, siempre generadoras de miradas anti racistas. También recuerdo a Tatiana y Marling, del servicio de asesoramiento a empleadas de hogar de SOS Racismo, responsables de ponernos frente al espejo como sociedad consumidora de servicios de cuidados en una ciudad, Donostia, en la que más de 2.500 mujeres migrantes cuidan de nuestros hogares y familias. Por supuesto a Marijo, al frente del programa Txiki Txoko, dando un espacio de mimo y cuidado a mujeres migrantes monomarentales y a sus bebés, siendo en ocasiones la única puerta amiga que encuentran cuando llegan. Y Maite, en la Casa de las Mujeres, ofreciendo un cálido acompañamiento a víctimas de violencia machista en un momento social en el que las agresiones siguen creciendo. Tenemos a Rosa, liderando Stop Desahucios y alzando la voz sin complejos para presionar y apoyar a familias que pueden ser desahuciadas en nuestro marco incomparable. Ni qué decir de Pili y sus más de 300 compañeras auxiliares que acuden todos los días a los domicilios; antídoto para soledades no deseadas y referentes del primer escalón del sistema público de cuidados. De la misma manera que María y la plataforma de pensionistas nos recuerdan cada lunes que 1 de cada 3 donostiarras que perciben ayudas económicas de emergencia social son mujeres pensionistas.
No me olvido de las trabajadoras sociales municipales, que aportan toda su energía a favor de una Donostia cohesionada, con una enorme carga de trabajo y a la espera de un Gobierno Municipal que les proporcione recursos acordes a las necesidades actuales.
A todas ellas, a bilkides y compañeros y compañeras de Grupo, al conjunto de los y las donostiarras, mi más sincero agradecimiento por dejarme hacer este ejercicio político con el corazón y con el trabajo social siempre como eje.
Concejala de EH Bildu en el Ayuntamiento de Donostia y Senadora por Gipuzkoa