Triquinosis. Hace unos días, nos enterábamos que doce personas de una misma familia en Ciudad Real se habían intoxicado con triquinelosis tras haber ingerido carne de un jabalí que habían cazado para merendárselo.

La triquinelosis o triquinosis es una enfermedad parasitaria producida por diversas especies del género Trichinella (triquina), que afecta a las personas y a numerosas especies de mamíferos hospedadores silvestres, osos, zorros o jabalíes, y domésticos, cerdos y solípedos –caballo, mulo y asno–.

En este momento, la gran mayoría de los brotes de triquinelosis están asociados al consumo de carne de jabalíes y cerdos criados libres y sacrificados en matanzas domiciliarias, que no han sido sometidos a un análisis de triquina. Todos los años se diagnostican un centenar de casos, generalmente entre cazadores y sus familias.

La principal fuente de infección para los humanos es el consumo de productos cárnicos crudos o insuficientemente cocinados. Embutidos, por ejemplo, procedentes de jabalí o cerdo infectado, aunque también se pueda contraer esta enfermedad a través de la carne de otras especies de consumo menos frecuente.

En el estómago, las enzimas descomponen los quistes y las larvas se liberan de los mismos en el intestino delgado. Invaden el revestimiento (mucosa) del intestino y se convierten en gusanos adultos. Al cabo de una semana, las hembras producen larvas que viajan a los músculos, donde forman quistes. El ciclo continúa solo si las larvas de los quistes son ingeridas por otro animal.

La manifestación clínica en las personas es muy variable, dependiendo de la cantidad de larvas de triquina ingeridas. Puede cursar sin síntomas o con dolor de cabeza, párpados hinchados, fiebre, sudoración profusa, dolores musculares, diarrea, cansancio y postración, pudiendo llegar a producir cuadros severos e incluso la muerte.

Hasta hace unos años, el control lo hacía el veterinario analizando muestras aleatorias de carne del cerdo, “puxkak”, que recibía envueltas en una hoja de berza, en el triquinoscopio.

La legislación de la UE dispone que el control se haga por la técnica de digestión, mucho más efectiva, a partir de muestras de las canales de los animales de especies susceptibles: cerdos, jabalíes y equinos.

Aunque ya casi ha desaparecido la costumbre ancestral de la matanza domiciliaria, para los nostálgicos que todavía la practican, en Gipuzkoa existen una decena de veterinarios que disponen del aparataje y la técnica de digestión para detectar la existencia del parásito en la carne, previa a su consumo o la elaboración de embutidos.

Bomberos

Aunque los donostiarras que no participamos del pesebre gubernamental estábamos concentrados en escuchar y/o interpretar las piezas que nos legara D. Raimundo Sarriegui –la tierra le sea leve–, el resto del mundo iba a asistir expectante, el 20 de enero, a un duelo de titanes que, decían los analistas, cambiaría el curso de la historia.

Por un lado, el amado líder del partido mayoritario por el momento, pero con acusada tendencia a dejar de serlo desde que lo preside, comunicaría a su menguante grey, pasándose las estrictas incompatibilidades que prescribe su reglamento interno por el arco del triunfo, si se presentaría a una nueva reelección-designación o se iría a su casa, dando paso a la juventud. Por el otro, Donald Trump tomaba posesión, de nuevo, de la Presidencia del Imperio, alcanzada democráticamente, con gran participación de los electores.

Como entre bomberos no se pisan la manguera, todo parece indicar que sus respectivos gabinetes de Comunicación intentaron llegar a un acuerdo para no coincidir en la misma fecha y disputarse el espacio en los medios, pero el de Abanto y Ciervana estuvo en el mitin de Biden y el pelirrojo lo sabía y, siendo igual de rencoroso que él con los críticos, amén de otros pequeños defectos, se enrocó y, además de no invitarle a su coronación, no quiso negociar.

El amado líder del partido de la lista de bodas –sólo amigos y familiares– hubo de desvelar su secreta decisión en una sidrería, un par de días antes de lo anunciado, en un ambiente jatorra, popular, kilómetro cero, rodeado de periodistas de su prensa amiga que, casualmente se encontraban allí para masajearle.

Desilusión para otro personaje que, comenzaba a creerse la alternativa y se estaba convirtiendo ya en una amenaza. Tranquilidad para los numerosos euskayetanos, pesebreros y paniaguados, que lo celebraron al grito de “txotx!”, aliviando la kupela. Otros partidos políticos en liza también lo han celebrado, como lo hacen los depredadores con las cada vez más frecuentes claudicaciones de la presa que huye, acosada por todos los flancos hasta que, finalmente se desploma y es su final. Véanse los documentales de la tarde en La 2.

Mucho antes de que finalice el teatrillo de la democracia y participación interna asamblearia, la prensa afín nos ofrecerá los resultados del fraudulento proceso de renovación total de las estructuras partidarias que, dando paso a la juventud, se adaptará a las necesidades de la nueva sociedad vasca, dejando todo y a todos como estaban. Lampedusa con fondo de Celine Dion.

Abarrotado

Estaba el escenario de la donostiarra Plaza de la Constitución el día de la Izada y no me refiero sólo a los periodistas que, preguntan siempre las mismas obviedades –tampoco el tema da para mucho más– pululando entre los intérpretes, sino a esa fauna, cada vez más numerosa de dantzaris, payasos, arlequines y otras especies protegidas que, a mi juicio, sobran en el tablado pero me imagino que el político de turno, incapaz de echarles, los va tolerando en aras a la renovación de la tradición, la igualdad, la conciliación, la inclusividad y los grandes expresos europeos. Faltaban los gatos del Castillo, las cucarachas de la plaza de la Trinidad y el oso de Caldereros. Todo se andará.