Ignoro el destino del nuevo Gobierno Vasco, cuál será su balance al final de la legislatura, cómo afrontará cada consejero y cada consejera los retos que tiene su departamento. Sé, por contra, que recibirá duras críticas –solo hace falta leer y escuchar a los miembros de la oposición incluso antes de empezar–, que algunos de sus proyectos no alcanzarán el éxito esperado, que es posible incluso que fracasen. Una de las mayores críticas que suele hacerse “a los políticos” y aún más a los gobernantes es su ansia de poder como único estímulo, su desconexión de los intereses y necesidades de la ciudadanía, su escaso apego al trabajo, su ignorancia o falta de capacidad sobre muchos de los temas que gestionan, la búsqueda sin escrúpulos de su provecho particular o el de su partido, su alergia al diálogo y el acuerdo y su ánimo de enfrentamiento con el adversario. Conozco a algunos de los consejeros y consejeras, a otros no. Pero mirando el plantel del Consejo de Gobierno, diría que en su inmensa mayoría –no puedo hablar de lo que no sé– el perfil no se corresponde con ese estereotipo, sino más bien lo contrario. Veo profesionales altamente cualificados y con experiencia acreditada, en lo público y en lo privado. Dudo de que ante su nombramiento alguno de ellos haya borrado algún mensaje comprometedor, insultante, injurioso, inapropiado –entiéndase con sentido común: hoy en día todo puede ser considerado inapropiado–. Quizá al contrario, como el nuevo consejero de Ciencia, Universidades e Innovación, Juan Ignacio Pérez Iglesias –casi con seguridad, el más activo en redes sociales y autor de uno de los libros más inspiradores de los últimos años, Primates al este del Edén–, que publicó su último artículo en The Conversation sobre el placer de conocer, de saber. Dice Pérez Iglesias en ese texto que “el saber no solo produce placer, además es útil”. Euskadi afronta una nueva etapa desde esa perspectiva. No lo tendrá fácil el nuevo Gobierno. Pero como les pidió el lehendakari, Imanol Pradales, el primer día, deben afrontar ese desafío con “la ambición de hacerlo bien, también con humildad y con autoexigencia desde el primer momento”. “Os pido que os atreváis. Que no tengáis miedo a equivocaros”. Eso es la política. l