Esto no lo vimos venir, como se dice ahora. Imaginábamos el otoño caliente con banderas rojas y puños en alto reivindicando la revolución, y el sueño de la sinrazón nos ha devuelto rojigualdas (muchas, franquistas), brazos arriba y, claro, discursos de alzamiento nacional con llamamientos a la huelga general de las derechas y con pronunciamientos de obispos, guardias civiles y jueces plantados con su toga y sus puñetas. Cualquier demócrata debe sentir una íntima inquietud y una pública preocupación por esta amnistía, sea para políticos irresponsables, CDR de barricada incendiada o policías de patada voladora fácil. Todo, es verdad, por un puñado de votos de investidura. Pero hasta ahí: ni golpe de estado ni dictadura ni arrumbamiento del Estado de derecho, y menos cuando quienes esto denuncian han hecho fechorías aún peores. Mientras algunos afilan los cuchillos a la espera de que Pedro Sánchez caiga, otros por estos lares no pueden disimular que se les afilan los dientes al pensar en una futura amnistía tantas veces reivindicada en la historia reciente. La experiencia que estamos viviendo ahora puede dar algunas claves. La primera es que hasta ahora todo el mundo nos ha engañado. Hay que decirlo claro. La amnistía era ilegal, no cabía en la Constitución. Bueno, pues ahora nos dicen que era falso. Claro que es distinto, porque no entran casos de terrorismo, pero ¿quién nos dice que pasado mañana eso tampoco era tan verdad? Seguramente no para delitos de sangre, pero ¿y para kale borroka sin daños personales? Por otro lado, ni la amnistía es “osoa” (o sea, total) ni “ez da negoziatzen” (no se negocia). Vaya si se negocia. Se dirá que aquí es mucho más difícil –todavía– y es verdad, pero estamos viendo en directo que lo imposible se hace posible siempre que haya voluntad o necesidad. Y que los votos gratis total no existen, se expliciten los acuerdos o no. En cualquier caso, la histérica e hiperbólica reacción de la derecha a la amnistía en Catalunya va a ser un potente reactivo que actuará como vacuna contra aventuras de este tipo en Euskadi. O no...