Me despido de esta columna y de este año con un sabor amargo. De ese que se queda pegado en la garganta y no pasa ni con cien litros de agua. No puedo más que pensar en Rebeca, asesinada el jueves en Bilbao. Tras matarla, su pareja se fue a dormir. También pienso en Elena, y en su bebé, ambos asesinados el mismo día por la expareja de ella. Un juzgado de Madrid había cancelado días antes la orden de protección y las medidas cautelares que pesaban sobre la expareja.

Me acuerdo de esa madre que ha perdido a su hija de 20 años a manos de su expareja en Madrid; de la mujer fallecida en un incendio en Soria; de la anciana de 88 años asesinada el día 26 en Barcelona; de la mujer que fue arrojada por un balcón en Calahorra y que todavía lucha por vivir; de Soraya, de 32 años, con dos hijos, asesinada en Avilés; de Yaquelín, asesinada a puñaladas y cuyo agresor tenía una orden de alejamiento. Tres hijos que se quedan sin madre.

Todo el mismo mes. Todo en apenas tres semanas. 5.000l mujeres necesitan protección policial en Euskadi porque se encuentran en riesgo de agresión. Son víctimas de una violencia incrustada de una y mil formas en nuestra cultura. Desde el macro hasta el micro. Mujeres vigiladas por tener su agresor una orden de alejamiento. Mujeres con un teléfono de auxilio. Mujeres escoltadas. Mujeres con otra identidad. Mujeres. Madres, abuelas, hijas, tías, cuñadas, sobrinas, primas, amigas, vecinas.

Dejamos un 2022 teñido de negro. Es responsabilidad de todos y todas –desde la clase política hasta la cuadrilla de poteo– atajar esta violencia. Hablar en el seno de nuestras familias de lo erróneo de los mensajes que todavía persisten en nuestra sociedad. De que solo sí es sí y que nada ni nadie tiene derecho a convertirse en dueño de la vida ajena.

La RAE ha admitido este año la palabra micromachismo como parte de la lengua española. Un nuevo diccionario en casa puede ser un buen regalo para que 2023 sea un año diferente en materia de igualdad. Buscar, leer, comprender, compartir, aplicar. Mi deseo. Urte berri on denoi.