Me encanta el día después del sorteo de la Lotería de Navidad. A lo largo del año, la diosa fortuna toca con su varita a decenas de personas que, salvo excepciones contadas, se quedan en su anonimato. Pero el día 22 de diciembre es diferente. Afortunados o afortunadas con un billete ganador salen a la calle a contarlo y celebrarlo. De manera individual o colectiva, se hace partícipe al vecino o vecina de la suerte recibida y se logra algo que parece imposible en el resto del año, contagiar de alegría por la buena noticia.

Cuando se pregunta por el destino del dinero caído del cielo se nombra, cómo no, viajar, comprar un coche, pagar la hipoteca. El dinero ya invertido en un sin fin de proyectos. Pero en muchos casos también se habla de ayudar. Ayudar a la familia e incluso a los amigos o amigas que lo puedan necesitar. ¿Regalar dinero? No, regalar solidaridad. Es lo que más me gusta del día después del sorteo de la Lotería de Navidad. Escuchar y ver a personas que descorchan cava, se abrazan y descubren su buen deseo de echarle una mano a alguien cercano que lo está pasando mal, que no es otra cosa que, por la causa que sea, es vulnerable.

Si comprendemos la solidaridad que mana de nuestra propia voluntad, ¿por qué cuesta tanto la que trae consigo la RGI, la Renta de Garantía de Ingresos? ¿Será que se ve inadecuada por las personas destinatarias a los que está orientada? ¿Por el dinero que recibirán? ¿Porque “a mí nadie me da nada”?

Escuché una vez a las responsables de la asociación Adap, que trabaja con mujeres presas en Araba, que nadie está libre de entrar a la cárcel. No necesitas ser narcotraficante, me decían. Un simple accidente de coche con fallecidos te cambia la vida. Así que aunque parezca imposible, nadie está libre de pasar de tener una vida confortable a una situación de vulnerabilidad. Lo mismo que la diosa fortuna puede hacer que tu décimo pase a valer 400.000 euros, el infortunio te convierte de la noche a la mañana en perceptor o perceptora de la RGI. Y qué bueno es tener a alguien que siempre vele por ti. Felices fiestas.