La palabra némesis evoca la enemistad que busca restitución o venganza. La definición es exacta para Díaz Ayuso y Trump en relación a la democracia, concepto de difícil concreción conceptual, pero podemos utilizar el de Alexis de Tocqueville: Debe ser un hecho fundamental y trascendente: la tendencia de las sociedades modernas hacia la igualdad de condiciones entre las personas.

Nos encontramos que las democracias no siempre son fuertes y no carecen de enemigos, los autócratas. Personajes como Putin, Trump, Maduro se corresponden con este perfil al que se está acercando peligrosamente Díaz Ayuso y está consiguiendo que se acerque su partido.

Los autócratas suelen coincidir en casi todo. En primer lugar en la descalificación de lo público en beneficio de una pretendida eficacia de lo privado que solo suele beneficiar a sus camarillas y adherentes.

En el caso de Díaz Ayuso, lo estamos observando en los problemas de la sanidad pública madrileña que cada vez con menos sutileza está siendo desmantelada, situación que provocó el domingo una manifestación ciudadana con la presencia de entre 200.000 o 650.000 ciudadanos (no sé quién ha nombrado portavoz del PP de Madrid al personaje que afirmó que la manifestación fue un fracaso porque no estaba el 100% de los madrileños).

Ya el propio consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid utilizó los típicos flecos de menosprecio de una manifestación abrumadoramente mayoritaria, afirmó que apenas había visto imágenes de la misma, que estaba politizada y que en absoluto va a ser tomada en consideración para los planes de su Departamento en relación a la sanidad madrileña.

La propia Díaz Ayuso en sus debates parlamentarios califica de comunistas a los que refutan sus planteamientos. También Trump calificaba al partido demócrata de peligroso partido izquierdista, de antifa , mi oponente quiere darle todo a Cuba y a los Castro, y también quiere darle todo a Nicaragua y a Venezuela, afirmó en una exaltación delirante en la campaña electoral.

El partido Demócrata en USA sería equiparable a un partido demócrata cristiano europeo, incluso más conservador que muchos. La filosofía del partido Demócrata, el liberalismo moderno, aboga por la igualdad social junto con un moderado estado del bienestar. Sin perjuicio de lo anterior, dentro del partido se encuentran diferentes filosofías, como la socialdemócrata encabezada por Bernie Sanders.

Otra tesis que defiende esta nueva derecha, que autores como Joel Cohen califica de neofascista, consiste en la negación sistemática del cambio climático. Son conocidas unas declaraciones parlamentarias de Díaz Ayuso afirmando que el cambio climático ha existido siempre, que incluso ha habido glaciaciones, ignorando que el actual calentamiento global está provocado por la mano del hombre. La comunidad científica (salvo el primo de Rajoy) ya no duda de la existencia de un cambio del clima que está haciendo desaparecer islas en el Pacífico y en el Caribe, que en noventa años el mar tapará nuestras playas y que como afirma Jane Goodall, conocida naturalista, el mar se muere de sed mientras se retuerce en su lecho de rocas.

Los autócratas modernos también buscan su legitimidad espiritual a través del auxilio de los movimientos religiosos más ultraconservadores. En América, una persona con desparpajo y sin escrúpulos, puede crear con facilidad una iglesia evangélica, no tardará en encontrar el apoyo financiero de los económicamente poderosos y le bastará con conformar una religión que catalice la infelicidad de los más vulnerables. Pude ver en un viaje a Estados Unidos el edificio de una iglesia en venta en cuyo cartel se proclamaba su utilidad para cualquier religión.

Nos encontramos con otra coincidencia en estos personajes, su propensión a las teorías conspiranoicas. Durante la pandemia del covid, su negacionismo de la propia existencia del virus. En el caso de Díaz Ayuso nos encontramos con algo lacerante, el cruel abandono de los ancianos de las residencias de gestión directa e indirecta. La cifra de 6187 muertos en residencias está en estos momentos judicializada en el ámbito penal.

Nos encontramos durante la pandemia por personas como Bolsonaro, Trump, Díaz Ayuso con una gestión pasiva en relación a las vacunas, cuando no negativa, a las medidas de contención (las famosas cervezas durante el confinamiento de Madrid) y en el caso de la presidente de la Comunidad de Madrid un interés sobrevenido sobre las mascarillas que luego supimos que transportaba su hermano.

Podríamos seguir con otras características generales pero centrándonos en la figura de Díaz Ayuso no podemos prescindir de otra menos conocida, Miguel Ángel Rodríguez, su asesor político y de comunicación que en su tiempo lo fue de Aznar.

Este personaje, posee una recurrente presencia ante la jurisdicción penal:

Miguel Ángel Rodríguez fue condenado el día 25 de abril de 2011 por un delito continuado de injurias graves realizado con publicidad contra el anestesista y excoordinador de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés el doctor Luis Montes.

El 3 de mayo de 2013 fue detenido por conducir en estado de embriaguez, chocando contra varios coches aparcados. Cuadruplicaba la tasa de alcohol permitida.

En abril de 2022, después del acto de toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de la Junta de Castilla y León, empujó bruscamente a la periodista Andrea Ropero mientras le hacía una pregunta a Isabel Díaz Ayuso.

Sin perjuicio de lo anterior siempre ha estado posicionado en las tesis más extremistas de la FAES. Se especulaba que su no continuidad como encargado de comunicación del PP se debía a su ideología extremista que al PP de Rajoy no le agradaba, sí parece agradar de sobremanera a Díaz Ayuso.

La última característica de los nuevos autócratas es el intento de apropiación de la simbología de un país, de la bandera, del himno, de la historia imaginaria, pero nunca se apropian de la voluntad real de resolver los problemas del mismo, lo que preconizaba Alexis de Tocqueville.

Bolsonaro y Trump han perdido las elecciones, Meloni las ha ganado en Italia, veremos qué nos depara el futuro.

Jurista