Nuevamente la rabia. Hace un par de semanas comentábamos la acertada decisión el Gobierno Vasco –consejera Tapia– que, olvidando una etapa negacionista en ningún caso justificable y que obedecía a torticeras razones, declaraba la obligatoriedad de la vacunación antirrábica para todos los perros en Euskadi y la voluntariedad para gatos y hurones. Es una zoonosis, mortal para los humanos, si no se actúa con rapidez.

Pues bien, el pasado jueves 27 de octubre, el Instituto Pasteur de Francia confirmó un caso de rabia en un perro mestizo de husky, de cuatro años, recogido en el refugio Assistance Refuge Animaux de Évry-Courcouronnes, localidad cercana a París, sede del polo tecnológico francés dedicado a la genética y la genómica.

El animal evidenció los primeros signos el 19 de octubre y murió el 25. Durante todo el periodo de contagio, hasta quince días antes de la aparición de los primeros síntomas, el perro permaneció solo en su box del refugio. Ninguno de sus compañeros de alojamiento ha mostrado síntomas. Las personas que contactaron con el can quedaron en observación. El tratamiento preventivo de la rabia es eficaz si se administra después del contacto con el animal portador, pero antes de que aparezcan los síntomas.

La rabia se transmite mediante la saliva, a través de alguna herida y el virus discurre hasta el cerebro por el tejido nervioso, no por la sangre, y tarda entre diez y 50 días, según la localización de la mordedura, como demostrara el veterinario conquense D. Dalmacio García Izcara en 1902.

Por los datos ofrecidos, el perro habría sido importado ilegalmente de Marruecos, país donde la rabia es endémica. Posiblemente, cruzó Euskadi con sus dueños de adopción en el viaje a su nuevo hogar. Luego, por las razones que fueran, lo depositaron en el refugio.

Francia ha estado oficialmente libre de rabia desde 2001, excepto el tipo que transmiten los murciélagos, pero la enfermedad mortal continúa circulando en muchos países, particularmente en Asia, África y Sudamérica, donde los perros son responsables de la mayoría de los casos de transmisión a humanos. El último caso de rabia mortal en personas en el país vecino databa de 1924.

Por las mismas fechas, la Unidad de Sanidad Animal y Zoonosis de Melilla informó de otro caso positivo de rabia animal en la ciudad autónoma, diagnosticado en el laboratorio del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III. Se trata de un perro de tamaño medio y capa negra/canela, capturado el pasado 20 de octubre cerca de un colegio, que falleció poco después.

El territorio peninsular e islas ha estado libre de rabia terrestre desde el año 1978, que se registró un caso en Málaga. El más reciente estuvo protagonizado por un pitbull, de junio de 2013, en Argés (Toledo), que previamente había estado con sus dueños en Marruecos, donde contrajo la enfermedad. El perro agredió a cuatro menores y un adulto y fue abatido por la policía. Los análisis dieron positivo y el dueño fue detenido e imputado por un delito de imprudencia grave con resultado de lesiones.

En 1987 se dieron dos casos por mordedura de murciélagos hortelanos (eptesicus serotinus), uno en Valencia y el otro en Granada. Ambos mordieron a los jóvenes que los recogieron y manipularon. Mal hecho. Fueron tratados inmediatamente, con éxito. Casi todas las muertes por rabia en EEUU están vehiculadas por enredar con murciélagos, pero la mayoría de estos quirópteros no padecen la enfermedad.

Es oportuno recordar que, ante la aparición de animales vagabundos o aparentemente enfermos en la vía pública, no se intente tocarlos, alimentarlos ni recogerlos y se contacte con las autoridades municipales para que procedan a su retirada de forma segura. Si se ha producido el arañazo o mordedura, es conveniente lavar bien la herida con agua jabonosa, que inactivará las partículas víricas, y acudir al médico.

Quizás, las diputaciones forales, competentes en sanidad animal, y los colegios oficiales de veterinarios vascos debieran llegar a un acuerdo para, concienciando a la ciudadanía, identificar y vacunar las mascotas a modo de campaña masiva durante un periodo de tiempo determinado a un precio pactado, “topado” se dice ahora, como lo hacen con otras enfermedades en los animales de renta.

Cambio de horario

Hace unos días, toda la ciudadanía europea atrasamos nuestros relojes y, una vez más, salía a relucir el eterno debate sobre las alteraciones que este cambio provoca en nuestra salud. Mientras que algunos defienden la medida amparándose en un pretendido ahorro energético, otros se muestran partidarios del horario único y sostienen que resulta perjudicial para la salud de la población más vulnerable, a la que la alteración del ritmo biológico puede afectar ligeramente, ocasionándole jet lag, un problema temporal, consecuencia de pasar rápidamente por varios husos horarios.

El cuerpo tiene su propio reloj interno –ritmos circadianos–, que le indica cuándo debe permanecer despierto y cuándo debe dormir, cuándo comer y cuándo ir al retrete. El desfase horario se produce porque el reloj del cuerpo está todavía sincronizado con su huso horario original, en lugar del que nos imponen los políticos europeos, y reacciona con fatiga y somnolencia diurna, rabioso malestar, falta de atención y ligeros trastornos en la digestión, si bien, tratándose únicamente de una hora, estos síntomas deberían ser muy leves y cortos en el tiempo. Para evitar esta situación, las personas más sensibles pueden ir adaptándose al cambio durante la semana previa, sobre todo el horario de comidas, retrete y sueño, “engañando” al organismo.

Onkologikoa

Continúa el misterio con el futuro del centro y la inactividad del personal, mientras en Osakidetza hay lista de espera. ¿Qué nos ocultan sobre Onkologikoa?

Hoy domingo

Ensalada de tomate con espárragos. Muxarra al horno con su refrito. Naranja y fresas. Vino rosado Homenaje. Café y tejas y cigarrillos de Eceiza de Tolosa.