el pasado sábado, los compañeros de la promoción de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza nos trasladamos en un autobús de Biescas a Canfranc para conocer los proyectos en la histórica estación internacional, que muy pronto serán realidad, y el laboratorio ubicado en el túnel de Somport que el Grupo de Investigación de Física Nuclear y de Astro partículas de la Universidad de Zaragoza dispone para descubrir la verdadera naturaleza de la materia oscura. No me quedó muy claro.

Alguien preguntó, por hacer la broma, sobre la obligatoriedad del uso de la mascarilla, toda vez que no se trataba de un autobús público sino discrecional. La carcajada fue unánime. Sabemos Epidemiología. Aprendimos Microbiología con el Dr. Rodríguez Moure e Infecciosas con el maestro Sánchez Franco, de tan grata memoria. Somos una profesión sanitaria desde 1855, para sorpresa de algunos que nos imaginan solo entre vacas y perritos, que también.

A estas alturas, toda la ciudadanía debe saber que los virus no distinguen entre transportes públicos o discrecionales ni de fronteras. Todos conocemos la transmisión aerógena del virus SARS-COV-2 y que el uso de la molesta mascarilla, especialmente cuando se juntan personas de distintas procedencias en un espacio cerrado, es recomendable a pesar de la disminución del riesgo de contagios gracias a la vacunación masiva. Y no nos olvidemos de la gripe.

En este momento, y según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), hay 2.467 brotes de gripe en aves de corral, 48 millones de aves sacrificadas, 187 detecciones en aves cautivas y 3.573 casos en aves silvestres a lo largo y ancho de 37 países europeos y que pueden infectar, esporádicamente, a los humanos, como acaba de ocurrir a un trabajador de una explotación avícola en Guadalajara. Otros dos casos se han informado en Reino Unido y Estados Unidos. Una posible mutación del virus puede iniciar otra pandemia. Es cuestión de tiempo.

Nuevamente evidenciamos que la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los que coexisten. Una única salud. One Health.

El pasado 28 de septiembre se conmemoró el Día Mundial contra la Rabia, una zoonosis vírica que afecta al sistema nervioso central de los animales de sangre caliente, incluidos los humanos. Está considerada como una de las zoonosis más extendidas del mundo, está presente en más de 150 países donde, cada año, acaba con la vida de cerca de 70.000 personas, siendo más del 40% niños menores de 14 años y ello es debido a la baja tasa de vacunación canina en las zonas endémicas y a la falta de concienciación en determinados territorios, incluido Euskadi.

Me explico. Parece que existen todavía dudas entre la clase política vasca sobre la conveniencia de la vacunación antirrábica. Al parecer, la consideran una antigualla histórica que se inventan los veterinarios para meter miedo a los propietarios de mascotas en Euskadi. Algo así como el Duque de Alba para las criaturas holandesas que se portan mal. Sin embargo, para los veterinarios es un deber ético vacunar a las mascotas contra la rabia para proteger a las personas. La vacunación es sencilla pero el tratamiento, imposible.

En este momento, la vacunación antirrábica de las mascotas es obligatoria en todo el Estado, excepto en Galicia y País Vasco. Cataluña, que hasta ahora también pertenecía al selecto club de los negacionistas, aprovechando el Día Mundial ha decretado la obligatoriedad. Lógico. Ahora se trata de subir las tasas de perros vacunados hasta el nivel óptimo.

Más de la mitad de las personas expuestas a perros rabiosos desarrolla la enfermedad y, una vez que se manifiestan los primeros síntomas, tiene una mortalidad del 100%, a pesar de todas las medidas de tratamiento. En 2014 murió en Madrid una mujer marroquí, seis meses después de sufrir la mordedura de un perro en un pie en su país de origen. En 2019 ingresó en Cruces un vizcaino de origen marroquí que, en una estancia en su país de origen, fue mordido por un gato. A su regreso, y como consecuencia de notar convulsiones, dolor, hormigueo y ardor en el punto de la mordedura junto con fiebre moderada, tuvo el buen criterio de relacionarlos con el incidente e informó a su médico de cabecera.

En Ceuta y Melilla se dan, de forma esporádica, casos importados de rabia, en perros y algún caballo.

En Europa, los principales reservorios de la rabia terrestre son el zorro rojo, seguido por otros pequeños carnívoros salvajes y el murciélago en países como España.

En torno a la vacunación antirrábica se generó una leyenda entre los cazadores, que aseguraban que afectaba al sentido del olfato y el animal perdía facultades. También los pastores se sumaban a estos falsos argumentos. Los propietarios de los perros urbanos son más diciplinados. Hoy existen vacunas que aseguran un nivel adecuado de anticuerpos durante varios años. En Euskadi habría que tomárselo más en serio.

Perplejidad

Los partidos monárquicos, entre ellos el PSOE, argumentan cuando se retrata al Campechano como un delincuente, que no hay sentencia judicial que avale ese epíteto y que, mientras un juzgado no sancione su calidad de chorizo, no se le puede llamar así. Nuevamente, se burlan de nosotros. ¿Cómo va a haber una sentencia judicial si cada vez que se pide investigar las eméritas indecencias ellos vetan la investigación? Nunca podrá haber una sentencia judicial condenatoria. La semana pasada se registró la iniciativa número 18 de apertura de investigación en el Congreso y, salvo prodigio, también será rechazada.

Y eso que tenemos una democracia sin fisuras, plena, dicen. De momento habrá que conformarse con el culebrón de las primarias donostiarras de Odón y Marisol.

Hoy domingo

Caldito con tropiezos de carne y huevo cocidos. Garbanzos de pedrosilano con espinacas. Merluza frita. Naranja con frutos rojos. Café. Vino tinto de Rioja Alta, Club de Cosecheros, reserva 2016, de Muruamendiaraz.