a semana que viene 12.767 estudiantes vascos están llamados a hacer la selectividad, o como la llaman ahora la EAU (Evaluación para el Acceso a la Universidad), ese juego a una carta que hemos convertido en nuestra mili todos aquellos que no hemos pillado un fusil en las manos y solo hemos pasado por el cuartel de Loiola para pedir alguna prórroga hasta que la cosa cayera por sí sola. Aunque no creí a nadie de los que me intentó tranquilizar durante todo aquel año diciendo que si apruebas el curso apruebas sin problema la dichosa selectividad como el noventaymucho coma mucho de la gente, siempre pensé -que uno ha nacido entre pesimista y realista- que podía estar en esa ínfima parte del penco o que igual aprobabas, sí, pero no te daba para estudiar la carrera que quieres en la universidad que quieres que, en mi caso, que ya era muy práctico por entonces, era la que estuviera más cerca para seguir publicando en el periódico mis artículos, entrevistas, reportajes y paridas (qué poco he evolucionado, carajo), algo que empecé a hacer antes de pisar la facultad de Periodismo. Así que si te toca a partir del miércoles pasar el trance de demostrar a una carta lo que sabes, que tranquilidad, que la estadística dice que todo irá bien y lo que ahora vives con tensión, luego lo recordarás con cierta emoción, en plan batallita incluso, como lo es hoy este trozo de página. l