l Basque Culinary Center (BCC) dio a conocer ayer el diseño del futuro del Gastronomy Open Ecosystem (GOe), el nuevo edificio que se va a construir en el barrio de Gros y que aspira a convertirse en un "referente gastronómico de vanguardia". La propuesta elegida lo ha sido mediante un concurso internacional en el que han participado una veintena de prestigiosos estudios de arquitectura de todo el mundo. Finalmente, el jurado se ha decantado por el proyecto del estudio danés Bjarke Ingels Group (BIG), que tendrá un coste de 26 millones de euros y que estará acabado y en marcha dentro de dos años. El resultado es una construcción de estructura aterrazada, "edificio y parque al mismo tiempo" según sus autores, cuya silueta en forma de olas conecta con el paisaje de la cercana playa de La Zurriola. En las faldas del monte Ulia pero conectada con la trama urbana, los arquitectos han diseñado una nueva plaza pública que funcionará como punto de encuentro entre la gastronomía y la ciudad y han aprovechado la orografía del terreno para la definición del edificio en forma de olas cuyas cubiertas son terrazas ajardinadas abiertas y paseables por la ciudadanía. El resultado ofrece una imagen de prolongación del monte Ulia que dota al inmueble de un aspecto de "parque" elevado con una fachada de cristal que llega al techo. En este sentido, no hay que entender GOe como un apéndice del edificio matriz del BCC en Miramon, donde se desarrollan los estudios universitarios en ciencias gastronómicas. El proyecto nace para ser un elemento tractor del ecosistema gastronómico vasco, además de un hito arquitectónico para la ciudad, que desplaza hacia el este su foco de atracción históricamente concentrado en torno a su bahía. Esta ambiciosa apuesta del BCC cuenta con un fuerte respaldo institucional. Tanto el terreno como gran parte de la inversión corren a cuenta de las arcas públicas, en una operación que suma a Gobierno Vasco, Diputación y Ayuntamiento. El éxito del BCC, según sus responsables ha generado en sus diez años de vida 30 millones de euros, por los catorce que costó su construcción y puesta en marcha. En esta línea, el proyecto potenciará su apuesta por la investigación, la innovación, el emprendizaje y el talento para que Donostia, Gipuzkoa y Euskadi siga estando en la vanguardia mundial de la gastronomía. l