rganizado por la plataforma Periodismo 2030, varios responsables de medios de comunicación vascos hemos participado esta semana en dos mesas redondas para reflexionar sobre el futuro del periodismo ante estudiantes del grado de Comunicación de la Universidad de Deusto, en Donostia. La cita fue una oportunidad para transmitirles nuestra experiencia sobre un oficio de largo pasado, presente turbulento e incierto futuro, teniendo en cuenta la distancia generacional que, en algún caso, era la misma que existe entre la máquina de escribir y el iPhone 13. El periodismo no solo no es ajeno a la aceleración que ha imprimido la digitalización; seguramente, es uno de los sectores que antes sintió las implicaciones de la transición a este nuevo entorno, en el que la tecnología ha ganado un peso que, a veces, provoca confusión entre fondo y forma. Y el fondo del periodismo es inalterable pese a la forma que va tomando en función de las posibilidades tecnológicas en cada momento. Unas premisas que exigen rigor con los hechos, honestidad con los lectores y coherencia con la forma de ver la actualidad. Se habla mucho del valor del periodismo como un pilar imprescindible de las sociedades democráticas. Por eso, no puede ser que si tan alto valor tiene el periodismo su precio luego sea cero. Del mismo modo que es obligación de los periodistas ser fieles a los criterios deontológicos de la profesión, la sociedad debe ser consciente de que el periodismo de calidad solo puede surgir de su justa recompensa.