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El nieto de la Patro

De origen...

n las últimas semanas, estamos pudiendo seguir a través de los medios de comunicación el desarrollo del juicio en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa contra un presunto violador. Esperando que nadie malinterprete mis palabras ante unos hechos tan graves como los que se están juzgando, vaya por delante mi total solidaridad con las mujeres víctimas. Este caso, como tantos otros, nos demuestra el trabajo que aún tenemos por delante para eliminar de nuestra sociedad la lacra de la desigualdad entre mujeres y hombres y todo lo que ello conlleva. Pero hoy quiero poner el foco en una cuestión que también debería llevarnos a la reflexión: la insistencia, al menos en varios periódicos, en informarnos de la nacionalidad del hombre que está siendo juzgado. Pensaba que este tipo de prácticas estaban superadas. Sin embargo, un día sí y otro también, algunas piezas de prensa de firma propia, o basadas en notas de agencias, nos decían eso de "un hombre de 37 años y de origen...". ¿Qué nos aporta conocer la nacionalidad del presunto delincuente? ¿La gravedad de lo ocurrido sería diferente? Quiero pensar que los profesionales que lo han tecleado en sus ordenadores no lo hacen con la mala intención de vincular los delitos en general, y los de tipo sexual en este caso en particular, con las personas migrantes. ¿O es que ahora por ser de un país u otro uno está determinado para ser violador? Prefiero pensar que es despiste o que no se percatan del riesgo que tiene dar este tipo de datos. Gracias a ETA durante demasiado tiempo hemos sufrido los vascos el estigma de unir a todo un pueblo y una cultura con el terrorismo. Deberíamos estar vacunados para evitar también con el resto de pueblos estas peligrosas conexiones. Todas las generalizaciones las carga el diablo porque como cuentan que dijo Einstein "es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio".