n este momento no creemos que la situación política desde el punto de vista del autogobierno en las tres administraciones que conforman Euskal Herria vaya a cambiar de forma sustancial dándose además la situación de que la mitad de la ciudadanía navarra es completamente ajena a una concepción de una Euskal Herria política, aunque pudiese no serlo tanto desde el punto de vista cultural como lo era hace menos de un siglo.
Por ello si el futuro de Euskal Herria difícilmente va a pasar por ser un estado soberano, quizás deberíamos cuanto antes empezar a implementar todo tipo de relaciones entre todos los herrialdes, especialmente en el fomento de nuestra identidad cultural, y más especialmente con Iparralde que hoy en día vive totalmente aislada y de espaldas al resto de Euskal Herria. No podemos dejar amputar Iparralde, y dejarla a su propio devenir pues no tiene fuerza, población ni entidad para sobrevivir por sí sola, especialmente en frenar el imparable retroceso de la lengua y cultura vascas en ese territorio.
Iparralde es un territorio de apenas 300.000 ciudadanos. Pese a la creación hace unos tres años de la Mancomunidad Vasca, las competencias de que dispone son bastante limitadas. Si a eso unimos que el Estado francés no ha firmado la Carta de las lenguas minorizadas, ello convierte a la lengua vasca en no oficial y su enseñanza tampoco, quedando su futuro en manos de la transmisión oral (y ya sabemos esto lo que dura) y a la extraordinaria labor de Seaska, que llega a una minoría de la población por falta de medios. El número de vascoparlantes va disminuyendo de año en año y se ha derrumbado a un 33% en el conjunto de Iparralde, un 26% en la costera Lapurdi y unos de momento nada despreciables 64% en la Baja Navarra y un 54% en Zuberoa, pero con muy pocas posibilidades de supervivencia pues no rebasan los 100.000 habitantes y con una población en constante decrecimiento.
Una de las formas de revertir esa situación sería una estrecha relación con la CAV, a la que por su nivel de autogobierno, recursos económicos y población le correspondería esa labor. Hoy en día los dos únicos entes con presencia común son los meritísimos Euskaltzaindia y Eusko Ikaskuntza, además de Udalbiltza, que no sabemos si tiene ya labor alguna. En este sentido, y quizás ya adelantándose en lo que indicamos y en su ámbito de competencia, el último Congreso del Centenario de Eusko Ikaskuntza aborda en su Libro Blanco siete ponencias, de muy diversas áreas de conocimiento, siendo el ámbito de estudio los siete territorios de Euskal Herria como un único sujeto. Por fin la Eurorregión (Aquitania-CAV-Navarra) cubre muy importantes aspectos como movilidad, economía, empleo, enseñanza, etc, no sabemos si con gran éxito. Pero por su carácter supraterritorial no cubre, porque además no le corresponde, las propias de la cohesión de Euskal Herria, como canalizar y potenciar las actividades de comunicación e intercambio cultural, especialmente del apoyo y fomento de la lengua y cultura vasca, dinamizar las relaciones entre el Gobierno Vasco y la Mancomunidad de Iparralde o los intercambios institucionales, sociales, deportivos, culturales, etc, entre Iparralde y el resto de Euskal Herria, y en especial con la CAV.
La tarea es ingente, pues sorprendentemente hasta ahora muy poco se ha hecho. Por poner unos sencillos pero representativos ejemplos, de nada sirve reclamar selecciones deportivas vascas si luego somos incapaces de organizar torneos o ligas transfronterizas infantiles, tener dos orquestas en la CAV que no pisan Iparralde en sus ciclos de abono, vivir completamente de espaldas en cualquier manifestación cultural, que nuestros pueblos y ciudades estén hermanados con lejanas ciudades, lo cual está muy bien, pero no con los más necesitados de apoyo pueblos de Iparralde; que la inmensa mayoría de asociaciones culturales y deportivas limiten su ámbito a la CAV y/o Navarra, que la mayoría de nuestros medios de comunicación, quizás de forma interesada unos y por dejadez intelectual otros, no den ni una sola noticia de lo que ocurre en Iparralde y que EITB lamentablemente no sea una excepción y así un largo etcétera.
Y todo ello por no hablar del núcleo fundamental, como es el imprescindible apoyo económico y de todos los órdenes en profesorado, libros de texto, intercambio de alumnos etc. a Seaska y a todas las ikastolas de Iparralde y luego el acceso de esos alumnos a la UPV y a la UPNA en igualdad de condiciones a la del resto de estudiantes vascos. Es indignante ver las Escuelas oficiales de la Republique, donde no se enseña ni euskera ni en euskera, y luego las modestísimas e infradotadas ikastolas, mantenidas por el apoyo de unos padres entusiastas.
Por ello la creación de una Delegación del Gobierno Vasco en Iparralde con amplios poderes y dependiendo directamente de Lehendakaritza, o con un consejero propio en el consejo de gobierno, se nos antoja la forma más efectiva para comenzar a revertir esta situación. Quizás nos vaya en ello el no ir quedando diluidos entre los estados que nos dividen y la imparable globalización y asegurarnos en cierta forma la consolidación y futuro de toda Euskal Herria en el concierto de las naciones.