Mi interlocutor se cambió de acera para saludarme. Era evidente que tenía urgencia en decirme algo. Extendió su mano derecha sobre la boca y me susurró: “¿Sabes que María Jesús no fue la autora de El baile de los pajaritos?”. Me dejó pasmado. “¿Por eso tanta prisa?”, pensé. Al ver mi cara de estúpido, se creyó autorizado a proseguir la explicación. “La canción fue obra del suizo Werner Thomas, en 1957, que la bautizó con el nombre de El baile de los patos. Luego, se multiplicaron las versiones, hasta que en 1981 la adaptó María Jesús, volviendo loca a la ciudadanía e incluso a Bruce Springsteen, que la interpretó en Benidorm en 2009”. Su verborrea me permitió reponerme y contraatacar, “¿Sabes tú que María Jesús y su acordeón me recuerda mucho a Susana y el suyo?”, le digo. “¿Susana Díaz sabe tocar el acordeón?”, me preguntó el interlocutor un tanto sorprendido. “Es una experta -insisto sin titubeos-, tras el Comité Federal del 1 de octubre, en el que echaron a patadas a Pedro Sánchez, ella (con su gestora ad hoc) tomó el acordeón y estiró el fuelle central hasta el infinito para intentar que la militancia olvidara lo ocurrido”. “Claro”, señaló el interlocutor que, por fin, ha entendido el símil. “Así se llegó al domingo, 21 de mayo, casi ocho meses después. Y es que el acordeón ya no daba para más”, le musité guiñándole un ojo. “Lo peor para ella -proseguí-, es que la puta base tiene buena memoria y le ha pasado factura”. Tras el recuento de votos, Susana y sus “compis” se fueron a un hotel próximo a Ferraz para enjugarse las lágrimas, los mocos, y la rabia. “Entonces Susana -reanudé mi símil-, volvió a coger el acordeón y esta vez comprimió al máximo el fuelle del instrumento”. Al instante Juan Cornejo, secretario de organización del PSOE-A, anunció a los medios que las primarias regionales se adelantarían a junio y el congreso a julio, en lugar de septiembre. “Ya entiendo -dijo mi interlocutor-, no quiere que los críticos reaccionen, preparen su lista alternativa y le manden al paro”. ¡Pajaritos por aquí, chiu, chiu, chiu, chiu!
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