Segura
Segura, villa fundada el año 1256, cuenta en estos momentos con 1.400 habitantes aproximadamente. Llegó a ser la principal población del Goierri, que perdió protagonismo por falta de estación ferroviaria. Un municipio que destaca por las procesiones de Semana Santa, únicas en toda Gipuzkoa junto con Hondarribia. Los habitantes de Segura se vuelcan por mantener la tradición. El Jueves Santo y Viernes Santo salen por las calles de la villa en procesión con la atenta mirada de visitantes que se acercan para ver de cerca los pasos. La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción está declarada Monumento Histórico Artístico y abre sus puertas para celebrar funerales o acontecimientos importantes. Los actos religiosos se celebran en el convento de las Concepcionistas franciscanas, que conserva retablos de los siglos XIV y XVII, así cómo un Cristo gótico del XV, una de las tallas más valiosas de Gipuzkoa. Segura tiene varias ermitas: San Andrés, Santa Engracia, Santa Bárbara, Santa Cruz y San Sebastián, en la que se observan angelitos negros en su retablo. El patrón de Segura es San Joan Bautista y celebran sus fiestas patronales el 24 de junio, también el municipio acoge fiestas populares por primavera y otoño. He tenido oportunidad de asistir en el convento a misa por razones familiares y me llamó la atención la poca asistencia de fieles en un municipio con tradición y costumbres cristianas. Escuchando al sacerdote no extrañé mucho, su “anacrónico sermón”, no correspondía con la época que vivimos y en lugar de atraer feligreses diría que aleja al personal de la Iglesia y a buen seguro que el caso de Segura no será una excepción. Renovar o morir un dilema que corresponde debatir a la comunidad cristiana.