me topo en Twitter con la foto de Mario Biondo ahorcado en el salón de su casa. La foto del cadáver del que fuera marido de una conocida presentadora de televisión aparece tal y como lo encontró la Policía. Es una imagen durísima que ha subido su madre, que sigue sin creer que su hijo se suicidara como concluyó la investigación española. Es su forma, dice, de hacer ruido para que reabran el caso, incapaz de lograrlo de otra manera. Acompaña la polémica imagen un extracto de las conclusiones del informe español que daba carpetazo al suceso y uno nuevo, de un forense italiano, que lo contradice rechazando la tesis del suicidio. Y a uno le viene a la cabeza aquel primer informe forense dando carpetazo al asunto al concluir que en la hoguera de la casa de José Bretón solo había restos de animales calcinados y el posterior informe del forense Francisco Etxeberria concluyendo que los restos óseos eran humanos y seguramente de la misma edad que los hijos de Bretón, Ruth y José. Y te asalta la duda, el ponerte en el lugar de esa madre desesperada y su insoportable dolor que la lleva a hacer público, equivocadamente o no, algo tan íntimo como la foto de su hijo muerto, pero en lugar de muestras de empatía, respeto o dolor uno se encuentra con los comentarios de gente llamándole miserable y cosas peores. Y eso sí que no.
