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Supremacismo racial y teológico judio

Una de las características de todo fundamentalismo es la utilización y la manipulación de la historia para justificar los crímenes presentes . En una región como el Próximo Oriente, martirizada por la guerra y el terrorismo de raíz religiosa, los dirigentes israelíes han tenido una especial habilidad para presentarse ante el mundo como víctimas, como un pequeño pueblo rodeado de bárbaros que pretenden su aniquilación. El sionismo, ideología fundacional del Estado de Israel se basa en el principio colonialista de la” civilización contra la barbarie”. Ellos , los israelíes, representarían la civilización y el progreso histórico mientras que los nativos árabes palestinos serían gentes semisalvajes y atrasadas. El social-sionismo se presentó ante el mundo como un proyecto progresista frente al “oscurantismo” árabe. Esa ideología racista justificó la limpieza étnica al expulsar en 1948 a 800.000 palestinos de sus tierras. El sionismo contó con la complicidad de las potencias imperialistas, de Gran Bretaña, de EEUU pero también con la comprensión de muchos socialistas y laboristas en Europa, que imbuidos de racismo y de mala conciencia, miraban con desprecio a los palestinos. Los sionistas, muchos de ellos ateos, hicieron una utilización perversa de la Biblia para dar una supuesta legitimidad histórica a su guerra de ocupación y conquista de la “Tierra Prometida” (mito fijado en la conciencia occidental a través de la escuela). Como bien ha denunciado el historiador judío Ilan Pappé, “el mito fundacional israelí es que los palestinos huyeron voluntariamente del país en el momento en el que empezó la guerra”. Los sionistas han creado un relato mítico intentando conectar su conquista militar de Palestina con la conquista bíblica de Canaan pero hoy sabemos, gracias a las investigaciones del eminente historiador y orientalista italiano Mario Liverani, que “la narración bíblica de la conquista fundacional es a todas luces una invención artificiosa, cuya finalidad es subrayar la unidad de acción de las doce tribus”.

Hoy la situación es mas grave, si cabe, que en 1948 pues el viejo sionismo ha sido sustituido en Israel por una ideología mesiánica-militarista y expansionista, que ha incendiado el Oriente Medio. Ese supremacismo racial y teológico judio constituye una amenaza constante para los pueblos vecinos y es una ofensa al Dios de los profetas.