Asiron, Aznárez... al triángulo aún le falta cerrarse. Y luego queda lo más difícil. Habrá que poner imaginación, audacia y generosidad, entendiendo a una sociedad compleja y plural

El cambio en Navarra que la ciudadanía refrendó el pasado 24 de mayo en las urnas se va consolidando día a día. Las imágenes de la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona-Iruñea repletas de gentes saludando ese cambio el día que un representante de Bildu, Joseba Asiron, tomaba la vara de mando como alcalde, parecían impensables hace apenas unos meses. Al igual que ver como presidenta del Parlamento de Navarra a una luchadora incansable por los derechos de las mujeres, militante de la izquierda forjada en un socialismo alejado de quienes traicionan sus principios desde la cúpula del PSN, miembro de los movimientos sociales que han luchado de manera incansable por hacer realidad ese deseado cambio. Ainhoa Aznárez, una gran mujer, resultaba ser el siguiente eslabón en esa cadena imparable que conduce a un nuevo tiempo.

No es una anécdota que sea la primera presidenta que utiliza el euskera en su discurso, como tampoco lo es que se defina como “feminista, euskaldun y republicana”, o que manifieste su intención de abrir una institución demasiado cerrada a la ciudadanía y, lo más importante, que ya comience a hacerlo.

Estas dos figuras, Asiron y Aznárez, reflejan como nadie el terremoto político y social ocurrido en la nueva Navarra que emerge de manera imparable. Las dos imágenes del cambio... a la espera de la tercera y definitiva.

Si hiciéramos el experimento de observar a alguien que se hubiera sumido en un profundo sueño hace dos meses y despertara súbitamente ahora, seguramente descubriríamos su shock al observar el panorama actual. Pero al triángulo aún le queda cerrarse con lo que puede y debe ser la consumación de ese deseado cambio: la elección como presidenta del Gobierno de Navarra de Uxue Barkos, la cabeza visible de Geroa Bai, tras un pacto con las fuerzas políticas que lo apoyan, la propia Geroa Bai, Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra.

Uxue Barkos es una joven veterana política que, para sorpresa de quienes no la conocen, ha figurado en cada encuesta realizada en los últimos años como la política más valorada en todo el Estado. Para sorpresa de esos que no la conocen, ya que quienes tenemos la suerte de hacerlo sabemos que a su incuestionable valía suma ser una luchadora incansable, trabajadora eficaz, dotada de esa sabiduría serena que te hace caer bien incluso a tus enemigos o contrincantes, como diría ella argumentando que la palabra enemigo tiene demasiadas aristas.

Amante del diálogo, del entendimiento y de la síntesis entre diferentes, incluso entre muy diferentes, no se puede decir que sea ideológicamente de izquierdas pero sí que camina por la senda de las propuestas de progreso y desde luego muy alejada de prácticas obsoletas del pasado. Es la antítesis de una soberbia y sectaria Yolanda Barcina y quizás ese aspecto haga que lo tenga mucho más fácil aún. Para mejorar lo que esta ha hecho, hacen falta pocos valores y Uxue los tiene multiplicados por mil. Es de esas personas que ganan en las distancias cortas, que te atrapan aunque puedas discrepar con ella y que utiliza un tono de voz que hace imposible la crispación. Una joya para Navarra que, junto a esa otra joya que supone Ainhoa Aznárez, hacen un tándem ilusionante e imparable. Las mujeres al poder.

Algunos dicen que lo más difícil se hizo el 25-M, pero discrepo de ese análisis: lo más difícil viene ahora. Primero, cuadrar esos cuatro programas, aunque quizás esa parte resulte rápida y fácil debido a las ansias de que UPN abandone el Palacio de Navarra y a que todos saben que la ciudadanía no consentiría un fracaso.

En este apartado se debe resaltar de nuevo la generosidad de Bildu al ceder en la elección de Ainhoa, pero también en la rebaja de sus pretensiones ideológicas. Quizás tengan razón al intentar cuadrar un acuerdo programático de largo alcance, que refleje de manera pormenorizada las labores a realizar por el próximo gobierno, a diferencia de Geroa Bai, que pretende y posiblemente consiga plasmar solo un pequeño documento de mínimos, una especia de declaración de intenciones. Lógico, porque quien lo va a liderar intenta verse lo menos maniatada posible a la hora de poder desarrollar su actividad de manera poco o nada encorsetada. Pero haría mal Uxue en desoír las propuestas que le llegan de Bildu. Ambos van a ser los dos gallos del gallinero, con Podemos e I-E como meros invitados; el primero, por su bisoñez; el otro, por su debilidad representativa. Por eso están obligados a entenderse y a buscar puntos de encuentro.

Quizás este sea el elemento más débil y peligroso del cambio y posiblemente el lugar hacia el que sus enemigos dirijan sus baterías. Porque esos enemigos, ahora diezmados, derrotados, humillados, ya se están reorganizando y preparando de nuevo el asalto a un poder que consideraban concedido por decisión divina. Han reaccionado agriamente, con gestos de muy mala educación, provocativos y altivos, pero que nadie se confunda, se ha ganado una batalla importante pero no la guerra. Como decía un sabio Adolfo Aráiz en una reunión con la Asamblea por el Cambio en Navarra, “debemos trabajar para que este cambio dure más que los próximos cuatro años, que sea definitivo”. Para ello hará falta mucha cintura y mano izquierda.

Queda, pues, lo más difícil y habrá que poner mucha imaginación audacia y generosidad, entendiendo la complejidad de una Navarra plural. Intentando priorizar la solución para los problemas más inmediatos y urgentes de nuestra ciudadanía. Acabar con los desahucios que destrozan familias, trabajar para paliar la situación de exclusión en la que se encuentran miles de personas, impulsar políticas de empleo, recuperar el terreno perdido en lo sanitario, educativo o en los servicios sociales, escuchar a los movimientos sociales que son quienes más información tienen por llevar muchos años a pie de obra...

Son importantes los aspectos tácticos, pero también los estratégicos. Por eso, estando de acuerdo en aparcar en esta primera fase los aspectos soberanistas (es significativo el Sociómetro Vasco del pasado jueves indicando que han bajado un 5% los partidarios de la independencia, que apenas llegan ahora al 25%), pero sin olvidar el trabajo realizado a favor del derecho a decidir por Gure Esku Dago, movimiento en el que confluyen sectores socialistas que no estando a favor de la independencia sí apoyamos dicho derecho.

Entender la complejidad de Navarra es también entender sus dos almas, haciendo un trabajo serio para hacerlas compatibles, acabando con la crispación practicada por UPN. Y volver la vista a Euskadi recuperando vías de comunicación debe ser prioritario, pero explicándolo muy bien para no ayudar a que saquen de nuevo la presión del “que vienen los vascos”. Y sería importante e inteligente una política de captación del sector de izquierdas que se ha quedado fuera por la torpeza de sus dirigentes: el socialista. Incluso en esta nueva etapa intentar captar para labores del nuevo gobierno a gentes de su entorno que puedan fortalecer la imagen de Ainhoa Aznárez, demostrando que la dirección del PSN no está en ese cambio pero la base social del socialismo, sí.

Habrá muchas resistencias, muchos enemigos dentro y especialmente fuera. La Brunete mediática ya ha machacado con lo de Asiron y Aznárez incluso de manera deleznable e intolerable, pero en el horizonte se vislumbra ya un poderoso aliado: el cambio previsto en el Estado para noviembre, o septiembre si el insensato de Rajoy amanece con un mal día. La suma de ambos cambios hará que el futuro sea mucho más ilusionante que en los últimos años.

Entender la complejidad de Navarra es también entender sus dos almas, haciendo un trabajo serio para hacerlas compatibles, acabando con la crispación practicada por UPN

Los enemigos del cambio, ahora diezmados, derrotados, humillados, ya se están reorganizando y preparando de nuevo el asalto a un poder