Esta misma semana hemos finalizado los trabajos de la ponencia consistente en la elaboración de un informe sobre

la proposición de ley de vivienda.

el reto que se nos plantea es la materialización del derecho a la vivienda, facilitar la existencia de viviendas suficientes para la sociedad vasca de los próximos años, satisfacer la demanda de vivienda, en alquiler o en propiedad, prestando especial atención a las familias modestas, aquellas cuyos ingresos son inferiores a los 39.000 euros anuales.

Desde nuestro grupo no estamos satisfechos con los resultados del debate que se recogen en el informe. El texto aprobado ofrece abundantes puntos para la crítica política que exponemos a continuación.

En primer lugar, decir que a la proposición de ley de vivienda de Euskadi le falta una visión estructural del sector de la vivienda. Así, por ejemplo, no introduce un cambio en el concepto de vivienda de protección pública; de igual modo, se olvida de los agentes privados que intervienen en el proceso de provisión de viviendas a la sociedad, y recordemos que de cada cuatro viviendas que se han construido en Euskadi en los últimos 20 años, tres han sido de iniciativa privada y una de promoción pública.

El proyecto plantea la consecución de un derecho subjetivo a la vivienda a cuyo tenor todos los ciudadanos, siempre que cumplan los requisitos de hallarse inscritos en Etxebide, posean la mera vecindad administrativa, no tengan un alojamiento estable o que el mismo sea inseguro o inadecuado, y no dispongan de medios económicos (menos de 39.000 euros), tienen derecho a exigir al Gobierno una vivienda digna a través de una de estas fórmulas: a) poner a disposición del particular una vivienda en alquiler y b) subsidiariamente, para el caso de que no existan viviendas gestionadas por la Administración, una prestación económica equivalente que le permita acceder al mercado de vivienda libre.

Desde nuestro grupo creemos que las ayudas públicas deben dirigirse a las personas, no al hormigón, puesto que nos parece más justo que las ayudas se amolden a la situación económica cambiante de las familias. En este sentido, fue precisamente a instancias de EAJ-PNV como se creó en el año 2008 el actual derecho subjetivo a la vivienda, la Prestación Complementaria de Vivienda (PCV).

Pero seamos serios, se debe legislar con datos, a la hora de aprobar una proposición de ley debemos disponer de la información necesaria para estimar el impacto económico que la propuesta va a suponer en las arcas públicas. Según las estimaciones iniciales del consejero Aburto, el coste mínimo de esta ley, para el período 2015-2025, sería de 715 millones de euros, que habrían de añadirse a las cantidades que al efecto se dedican en los presupuestos de Euskadi. Con la incorporación de las ultimas enmiendas se estima en 864 millones de euros. Recordemos que el pasado año se han destinado al efecto unos 90 millones de euros por lo que sería necesario aumentar los presupuestos en la materia hasta los 150 millones de euros anuales.

Por lo que respecta a la vivienda deshabitada, el proyecto propone una penalización fiscal, el llamado canon de vivienda deshabitada. No deja de ser curioso que siendo Euskadi la comunidad autónoma de todo el Estado que posee el menor porcentaje de viviendas vacías, el 8% (en Navarra, que es la tercera con menor porcentaje, es del 11%) sea la que establezca el llamado canon de vivienda vacía.

En cuanto al sujeto obligado al pago, no nos parece acertado considerar rica o capitalista a una familia por el mero hecho de tener dos viviendas como patrimonio, buena parte del cual, seguramente, lo ha obtenido tras un duro trabajo durante muchos años.

El mensaje que se envía a los ciudadanos es que 90.000 propietarios vascos se pueden ver obligados a alquilar su vivienda o a pagar un impuesto especial. Es evidente que solo a un demagogo o a un torpe se le ocurre pensar que los afectados, y también el resto de los ciudadanos, no van a tomar medidas en sus respectivos ámbitos decisionales. Lo que afectará, sin duda, a Euskadi. Seguramente, aumentará el número de ciudadanos vascos invirtiendo sus ahorros en la construcción de viviendas en Castro, Ezcaray, Jaca o Iparralde.

Finalmente, respecto de la expropiación temporal del uso de la vivienda, la proposición incluye una medida que posibilita al Gobierno Vasco a expropiar temporalmente durante un periodo máximo de tres años el uso de viviendas inmersas en un procedimiento de desahucio con el objeto de garantizar una vivienda a personas en riesgo de exclusión social. Lo primero que debemos decir es que una de las mayores injusticias y crueldades que se han cometido en este periodo de crisis es la de los desahucios, y a resolver este problema deben dirigirse nuestros esfuerzos.

El procedimiento de expropiación temporal va a ser de aplicación no solamente en los procedimientos de desalojo derivados del impago de las cuotas del préstamo hipotecario, sino también en los supuestos en que el inquilino no pague al casero el alquiler, algo que va en la dirección contraria al mantenimiento de valores fundamentales en nuestra sociedad: la cultura del esfuerzo y el cumplimiento de los compromisos adquiridos. ¿Qué propietario de una vivienda vacía va a ponerla en alquiler si existe el riesgo de que, además de no cobrar el alquiler, el Gobierno te puede expropiar temporalmente la misma en favor del inquilino moroso? ¿Qué forma es esa de fomentar el alquiler?

Los grupos proponentes, al calor de la problemática de los desahuciados de la vivienda, no han dejado pasar la oportunidad política de instrumentalizar la vivienda para sus fines electorales en las inminentes elecciones locales. Entendemos que prometer algo que no se puede cumplir, creando falsas ilusiones, llevará a la frustración y a la melancolía. Sobre todo si esas promesas han sido impuestas a la luz de una exigua mayoría parlamentaria, porque quedarán al albur de otras mayorías que en cualquier momento pueden modificarla.

No nos parece acertado considerar rica o capitalista a una familia por el mero hecho de tener dos viviendas como patrimonio

Entendemos que prometer algo que no se puede cumplir, creando falsas ilusiones, llevará a la frustración y a la melancolía