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La oveja ‘marta’

Cuando eso ocurre, el pastor está de enhorabuena, ya que son muy cotizadas entre quienes cuidan del ganado lanar

La oveja ‘marta’

La tormenta del pasado lunes me recordó una de esas creencias populares que no aparecen escritas en ningún libro de historia, pero que siguen vivas en el día a día de la gente que está ligada a la tierra. Fue mi padre quien me la relató para explicarme por qué no le había cortado el rabo a una de sus ovejas. “No es una oveja cualquiera, es una marta”, me espetó dejándome boquiabierta. “¿Y qué demontre es una oveja marta?”. Hay un mito, extendido entre los pastores de Navarra y el Alto Aragón, menos conocido entre los rebaños de ovejas latxas, en el que se cuenta que una buena forma de proteger a estos animales de los rayos de una tormenta es contar en el hato con una oveja marta. Pero como bien me dijo entonces mi padre, no cualquier oveja puede ser una marta. Completamente negra, sin mota alguna que manche el color de su piel, debe haber nacido un martes de una oveja blanca. Cuando eso ocurre, el pastor está de enhorabuena, ya que son muy cotizadas entre quienes cuidan del ganado lanar. Su sangre no debe derramarse en ningún caso para que cumpla con su función correctamente. Por esa razón no se les corta el rabo ni tampoco se les muesca en la oreja y, generalmente, mueren de viejas.