Vale, que yo pensaba que estaba viendo Dragones y mazmorras y resulta que no, que es la nueva camiseta del Real Madrid para la Champions: un dragón de dos cabezas sobre fondo negro. Todo muy castizo, oiga. Y allí estaba el dibujante de la cosa al que Butragueño le hacía mimos en japonés, sin hablar japonés, tras auparlo a los altares del fútbol sin haber tocado un balón en su vida. Es un tal Yamamoto, que parece haberles vendido una ídem aprovechando no se qué del interés que tiene el público oriental en el fútbol español, y que vistos sus diseños en la pasarela parece ser algo así como el Agatha Ruiz de la Prada del lugar. Fue asomar la camiseta y acordarme de aquella otra pachanga, manchada de ketchup, que le endosaron a los de Bilbao para la UEFA de hace una década, que al final les dio tanta cosica que no se la pusieron ni en carnaval y bueno, sí, en un partido amistoso en el que no miraba nadie. Si los del Athletic se hacen llamar los leones, los del Madrid ya pueden ser conocidos como los dragones y cantar todos juntos aquella canción de Torrebruno, previamente tuneada, “Dragones, Leones, todos quieren ser los campeones”. Y eso, claro, por no comentar el estampado chino de la camiseta de la Real. Es verlo y entrarme ganas de ir a un kebab, que es a lo que me suena eso de “qbao”.
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