EL fiscal superior del País Vasco archivó ayer la investigación abierta tras la denuncia presentada por Idoia Mendia, consejera de Justicia y portavoz del Gobierno de Patxi López, por unas presuntas irregularidades cometidas por el Ejecutivo de Ibarretxe en la contratación de servicios informáticos para el Departamento de Justicia entre 2000 y 2009. Mendia denunciaba un presunto fraude de 23 millones de euros en contratos firmados con Ibermática e Indra que el Ministerio fiscal no ha apreciado por ninguna parte. Ambas empresas son punteras en su sector y fueron y son suministradores habituales del Gobierno vasco. También del actual. El archivo de la causa zanja todas las especulaciones vertidas por los socialistas contra personas y entidades, deja intacto el buen nombre de todos los gestores del Ejecutivo anterior y la profesionalidad de estas firmas, pero sumerge en un bochornoso ridículo al Gobierno auspiciado por Patxi López y Antonio Basagoiti, por PSE y PP. Para lanzar las acusaciones que Idoia Mendia ha vertido contra un exconsejero, contra todo un gobierno, y contra dos empresas de semejante calibre hay que disponer de pruebas irrefutables o ser un inconsciente impropio de un cargo público de semejante relevancia y responsabilidad. La decisión del fiscal superior del País Vasco abona esta segunda tesis y compromete seriamente el rigor de quienes han llevado la investigación en el Departamento, dos jueces en excedencia convertidos en cargos de confianza de Mendia. La falta de pruebas, la ausencia de caso, parece dar la razón a quienes argumentaron desde el principio que todo este barullo desprendía una clara motivación política. Las denuncias por las irregularidades en Osatek y las alusiones de la oposición a la incapacidad de Lakua para afrontar la crisis sirvieron de contexto a la ruidosa presentación pública del presunto fraude. Los socialistas, tres años después, hicieron realidad la amenaza repetida con insistencia en privado: "Vamos a levantar las alfombras". Si esta era toda la porquería que había... ¿Y ahora qué? En otros lares no haría falta hacer la pregunta; los aludidos ya habrían dimitido. Aquí no. Pura lógica. Si Ares no ha dimitido tras el caso Cabacas, si Unzalu no lo hizo tras el Alakrana, si Bengoa no encontró motivos por Osatek, si el propio López no encuentra razones, ¿por qué van a marcharse Mendia o Cinto?