LO del escarmiento de tropezar mil veces en la misma piedra no debe valer para España. Ante la brutal crisis que arrastra su economía y que va a terminar minando los cimientos de la nuestra (que, hay que recordarlo, ya hizo los deberes en su día y no le han ido mal las cosas), la única salida para frenar la mancha de aceite del paro vuelven a ser las soluciones facilonas. El presidente de Kutxabank llamó "casa de putas" al macroproyecto de una ciudad del juego que tiene serias opciones a que termine instalándose en una llanada pedregosa de Madrid, aunque, implícitamente, Mario Fernández reconocía que, hoy por hoy, solo una cosa así es capaz de crear 2.500 puestos de trabajo. En Cádiz, los vecinos de uno de los parajes más hermosos de su costa están divididos porque hay otro macroplan para urbanizar las playas salvajes de Tarifa y crear cientos de puestos de trabajo. Andalucía se acerca al 30% de paro y este proyecto prevé urbanizar 700.000 metros cuadrados para levantar 350 viviendas y, claro, hará falta mano de obra a granel, algo que suena a música celestial en los oídos de los gaditanos con subsidio por desempleo. Si conocen aquella zona, sabrán del desastre del que les hablo. Nuevamente, el mantra del ladrillo es la solución que sale de la chistera de los malabaristas de la especulación para hacer caja y, de paso, aliviar la angustia de la cola del paro. Y cómo negarse a un empleo con la que está cayendo... Nos cargamos la playa salvaje o más lunes al sol, tú verás. La cabra tira al monte y aquí hay algunos que no han aprendido nada. Ná de ná.