Cartas a la Dirección
cuando acontecimientos deportivos se mezclan con la política o, al revés, cuando la política se mezcla con el deporte, siempre termina en la misma discusión, es decir, si es pertinente o no mezclar ambas cosas. A mi sobre esto si me gustaría dar mi punto de vista personal, y para ello me valdré de dos ejemplos. El primero de los mismos es la travesía a nado de los hermanos Peña por un río de aguas heladas en plena guerra de los Balcanes para pedir que ésta se detuviese. Como en más de una ocasión hemos tenido el gusto de ver, estos hermanos se valen del deporte para llamar la atención sobre causas humanitarias. El segundo ejemplo lo tenemos en la bahía de La Concha, con la disputa de la bandera. Aunque antes de nada quiero felicitar a los triunfadores, sí quiero hacer la siguiente precisión: la embarcación femenina triunfadora llevaba pintada la palabra Rianxeira, que es quien supongo yo esponsoriza la embarcación. Pues bien, ésta conocida empresa gallega (Jealsa-Rianxeira) es copropietaria de una conservera en el Sáhara Occidental que se encarga de enlatar el pescado allí capturado de forma ilegal. Estas capturas son ilegales porque los saharauis no se benefician de las mismas. Esto lo prueba el informe reservado de Rabat, al cual un periódico de difusión estatal ha tenido acceso. En este documento, en el que se debería de justificar que los saharauis se benefician del acuerdo pesquero con Europa, no se menciona expresamente ni el territorio, apareciendo únicamente datos genéricos de infraestructuras en la región. Lo peor del tema es que los 27 Estados de la Europa comunitaria utilizan este documento para prorrogar los acuerdos de pesca con Marruecos.
Resumiendo: mezclar deporte y política puede ser bueno siempre que, como en el primer caso, que he citado, los objetivos perseguidos sean buenos y malo cuando los objetivos no son buenos, pues enmascarándose en el patrocinio de una embarcación de remo intenta dar difusión a una empresa que realiza actividades que según el derecho internacional no son legales.
¡Qué pena que los directivos de dicha empresa no estén a la altura de las magníficas remeras ¡
Patxi Aznar Bellido