En las últimas fechas se nos ha recordado la existencia del parque de atracciones de Igeldo, con sus vistas privilegiadas y su aire nostálgico, incluso con algunas sorpresas de reciente incorporación. No se nos ha hablado, empero, de otras sorpresas añadidas, algo más baratas, pero no tan estimulantes.

Pedemos encontrarnos con que un sábado, como el pasado 31, el acceso en funicular resulte imposible a eso de las 19.00 horas, porque muchas decenas de invitados a unas o varias bodas hayan convertido su uso en restringido. Si la ilusión puede con la indignación y consiente en esperar más de veinte minutos junto a quienes no han devuelto el billete, acabaremos llegando a la cima? de los despropósitos: centenares de invitados en su particular recinto, atracciones y servicios -como la cafetería- cerrados, la pista de autos de choque convertida en sede del banquete nupcial y pertrechada con abundantes barbacoas?

Si, a la desesperada, se intenta al menos llevar la vista bien lejos desde el mirador sobre el funicular -porque el del ala oeste también se lo han apropiado-, el desalojo puede ser inmediato: toca la foto de grupo. Un poco más tarde tampoco estará bien visto, porque han puesto ya las mesas con la charcutería, y a las nueve y media -treinta minutos antes del cierre al público- la orden de abandono es definitiva. A esa hora la montaña suiza es de ellos, y al visitante sólo le queda contemplar a los empleados de hostelería en procesión de una punta a otra del recinto exhibiendo sobre los delantales el logotipo de sus empresas. ¡Qué curioso, las mismas de siempre! Claro, las de las relaciones fructíferas con la Administración local.

Si fuese musulmán, creo que sería un firme opositor a la construcción de una mezquita en la Zona Cero, un lugar en el que murieron miles de personas a manos de fanáticos religiosos musulmanes. ¿Quién querría que donde unos extremistas han causado una tragedia se construya un templo perteneciente a la misma creencia que estos indeseables? Pongamos hipotéticos ejemplos para hacernos una idea: ¿qué opinarían si EEUU abriese un consulado justo en la Zona Cero donde cayeron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki? ¿O si Serbia construye un templo ortodoxo en Sebrenica, lugar donde fueron asesinados miles de bosnios? Así las cosas dejemos de tratar de hacer una política pomposa y postmoderna y tengamos sentido común, algo de lo que anda escaso a quien se le ocurrió tal inapropiado proyecto.