el 31 de diciembre de 2009, ETA hacía pública una comunicación en la que mostraba su conformidad con el documento que el 16 de febrero de 2010 hacía público la Izquierda Abertzale (IA) con el título de Zutik Euskal Herria. A partir de él, se trataría de poner en marcha un nuevo proceso democrático que culminaría en la democrática decisión de Euskal Herria, mediante el ejercicio de su derecho de autodeterminación y de su soberanía. Se daría así inicio a un nuevo ciclo político, caracterizado por la utilización de armas exclusivamente políticas con la exclusión de violencia o la presión de otra naturaleza. ¿Estaríamos a las puertas de la pacificación del pueblo vasco que la renuncia de ETA al uso de la violencia traería consigo? Así cabría esperar dada la complacencia de ETA ante la citada declaración.

Supuesta la verdad de la intencionalidad de la IA, el problema de fondo está en conocer la auténtica "intención" de ETA, que ni ahora se conoce ni se podrá conocer en el futuro, en tanto ella misma no la manifieste. Lo que puede llevarnos a una actitud de creer que no se puede hacer otra cosa que "esperar a ver lo que pasa". Una actitud que se hace todavía menos aceptable, tras conocer el comunicado de ETA, del 10 del marzo de 2010, en el que afirmaba su disposición a dar "los pasos que sean necesarios", para la realización del cambio político propugnado por la IA Pasos que no han impedido su "oportuno" recurso a la lucha armada, como ha puesto de manifiesto el rearme de los últimos meses y el asesinato del policía francés, perpetrado después de su último comunicado, en el que reiteraba el exclusivo recurso a las vías políticas.

2.1. Las dos fases del único proceso.

Ante todo es necesario aclarar qué es lo que se quiere significar al utilizar la expresión de "proceso democrático", que ha de ponerse en marcha con la iniciación del nuevo ciclo político iniciado por la declaración de la IA. En realidad, es necesario distinguir en él dos fases claramente diferenciadas. La primera es la que discurre desde ahora hasta el momento en el que el Estado español reconozca la libertad de Euskal Herria de decidir sobre su propio futuro, por el ejercicio de su derecho a la autodeterminación, incluida la propia soberanía. La segunda fase será la que se desarrollará posteriormente. En ella, en la mente de ETA, habrá de darse el proceso democrático entendido como "un proceso que tendrá como ejes recoger la palabra del pueblo, acordar la formulación del derecho de autodeterminación y respetar la voluntad política de la ciudadanía". Será el proceso ordenado a poner en vigor los derechos nacionales de Euskal Herria y los derechos políticos y civiles de la ciudadanía. Es decir, el proceso político gradual, reglado y consensuado para llevar a Euskal Herria al escenario de la autodeterminación. Proceso para abrir puertas?

Llegados ahí, dice ETA, la IA podrá competir con otras fuerzas en igualdad de condiciones, y "si hemos avanzado mucho en el debate político en condiciones difíciles, en esas condiciones ganaremos". En ese ámbito de negociación, ETA y el Estado tendrán que abordar las consecuencias del conflicto. ETA participará, pues, en el proceso democrático ahora iniciado pero en la segunda fase. "Una tregua de ETA no trae como consecuencia que haya ahora un proceso democrático". Y añade: "La situación de opresión y el consiguiente conflicto están al rojo vivo, pero ahora podríamos encontrarnos en "la fase previa al proceso democrático". Esta fase y también la siguiente estarán caracterizadas por la lucha.

Es una lucha en la que ETA está implicada con su forma propia de actuar, que es la lucha armada al servicio de la lucha política propia de la I A. Una lucha que en la mente de ETA es también democrática. No existe ningún indicio, al menos "explícito", de que ella haya cambiado en el modo de entender su lucha "democrática" para la primera fase del proceso, previo al reconocimiento del derecho a decidir, hecho por el Estado español. Lo que no impide el reconocimiento que ella hace del carácter democrático de la actuación de la IA en la totalidad del proceso como "grupo político" que, como tal, habrá de excluir toda forma de influencia de la violencia.

2.2. El recurso a los principios del senador Mitchell.

Esta misma afirmación de la existencia de dos tiempos del proceso democrático es necesario tenerla en cuenta para conocer los principios del senador Mitchell. Según la versión que de los mismos ofrece la declaración de la IA, "el proceso democrático tiene que desarrollarse sin violencia". En ese clima habría de "desarrollarse el diálogo y la negociación entre las fuerzas políticas". Ello es clave en "el curso o en el resultado de las negociaciones multipartitos".

Siendo ello así, el recurso a los principios del senador no iluminan, al menos directamente, cuál debe ser el proceso a seguir a fin de que, en nuestro caso, ETA y el Estado español acuerden el afirmado derecho de la plena libertad de los vascos para decidir su futuro político sin interferencias ajenas. Es precisamente ahí donde radica la dificultad fundamental de la solución del "conflicto vasco" y, en particular, la cuestión de la renuncia a toda violencia, no solamente de parte de la IA sino también de ETA, que tendría que hacer suya la decisión de utilizar las vías exclusivamente políticas afirmada por la IA.

Por ello, se ha de concluir que cuando ésta y ETA están diciendo aprobar el uso exclusivo de las fuerzas políticas como característica del único proceso puesto en marcha por la declaración Zutik Euskal Herria, parecen estar hablando de cosas diferentes. Algo que no podemos ignorar si se quiere entender la "intencionalidad subjetiva de ETA".

2.3. La opción "socialista".

Hay una tercera cuestión cuyo esclarecimiento puede ayudar a conocer mejor cuál es la mente de ETA en relación con la hipotética utilización o renuncia de la violencia armada. Tanto ETA como la IA hablan de la necesidad de realizar un cambio del modelo político-social en el Estado español y Euskal Herria.

El cambio político propugnado por ETA implica también el cambio del sistema económico que alcanzará para Euskal Herria la liberación de la opresión capitalista. Tanto ETA como la IA, afirman la instauración de una Euskal Herria "socialista". La inspiración del socialismo de ETA, en la ideología marxista de los últimos tiempos, no es cuestionable. Por su parte, la IA, "con el objetivo de la acumulación de fuerzas como horizonte, la lucha de masas, la lucha institucional y la lucha ideológica? serán instrumentos del proceso" a desarrollar.

Es importante subrayar la coincidencia que se da al afirmar tanto ETA como la IA, la denominación de "socialista" de la inspiración ideológica que una y otra se atribuyen. Pero ¿es idéntica la realidad objetiva que una y otra quieren significar? Según sea el contenido ideológico del término "socialista" en el cambio, será distinto el uso de la violencia que se pueda ejercer o dejar de ejercer en un momento determinado. Y ello, con independencia del "carácter democrático" que se quiere asignar al proceso. Es importante esta precisión, en estos momentos, pensando lo que puede ser la estrategia de ETA dentro del "proceso democrático" puesto en marcha. Por eso, nos preguntamos si de verdad nos encontramos ante un nuevo ciclo político.