El actual proceso de paz entre Turquía y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que este domingo anunció la retirada de sus fuerzas del territorio turco tras más de cuatro décadas de conflicto, supone un avance hacia la resolución de la cuestión kurda, pese a la desconfianza mutua.
Este paso forma parte de la decisión del PKK anunciada en febrero pasado de iniciar su disolución y optar por la paz. En julio, la organización destruyó una cantidad simbólica de sus armas, y tras este acto, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció la apertura de una nueva página de amistad entre turcos y kurdos.
Zubeyir Aydar, miembro de la ejecutiva de la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK, fundado en 2005), el ala política del PKK, afirmó en una entrevista telefónica con EFE que "la era de las armas ha terminado y ha comenzado la era de la paz y la política".
El grupo, que renunció a sus aspiraciones separatistas en 2005, reclama ahora una reforma constitucional que reconozca los derechos del pueblo kurdo, autorice la creación de partidos políticos kurdos, garantice una gestión democrática de sus regiones y ponga fin a su marginación socioeconómica.
Anticipar riesgos geopolíticos
José Vericat, investigador principal para Oriente Medio del Real Instituto Elcano, señala que una de las principales razones detrás del acercamiento entre el Estado turco y el PKK es el temor, por parte de Ankara, de que tras la caída del régimen sirio en 2024, Israel podría alinearse con los kurdos en contra de Turquía.
Precisó que la cuestión kurda es uno de los principales retos de Turquía, donde viven más de 15 millones de kurdos, la mayoría de la población kurda del mundo, y su resolución es una "jugada de gran importancia (...) en el tablero de ajedrez de Oriente Medio".
La competitividad entre Israel y Turquía se desarrolla principalmente en Siria, donde vive una minoría kurda. "La pugna entre Turquía e Israel por el control de Siria y la hegemonía regional, se perfila como el gran conflicto que definirá Oriente Medio".
Mientras Turquía respalda la creación de un Estado sirio centralizado, dominado por una corriente árabe y suní, Israel aboga por una Siria inclusiva, con la participación de drusos y kurdos, quienes han establecido una autonomía en la frontera sureña de Turquía, afín a la ideología del PKK, y reclaman un sistema federal.
A mediados del pasado mes de julio, Israel lanzó una ola de ataques aéreos contra instalaciones militares sirias, que alcanzaron la capital Damasco, para supuestamente proteger a la minoría drusa en el sur del país, tras sus choques con otros grupos afines al nuevo gobierno en Siria.
Desconfianza y pasos cautelosos
En febrero pasado, Abdullah Öcalan, líder y fundador del PKK, encarcelado desde 1999, lanzó desde prisión un llamamiento a su organización, considerada terrorista por Turquía, la Unión Europea (EU) y Estados Unidos, para que depusiera las armas y se disolviera.
"Tomamos en cuenta que Turquía podría engañarnos. Por eso avanzamos paso a paso y no entregamos todas nuestras armas hasta que Turquía dé pasos equivalentes, como reformar la Constitución y otorgar una amnistía general", explicó Aydar.
A pesar de la intención de paz expresada por el PKK, el Gobierno turco no ha respondido aún a las demandas de medidas para generar confianza, como una amnistía para los miembros de los brazos político y militar del grupo, ni ha liberado a los detenidos, incluido Öcalan, quien cumple cadena perpetua.
Turquía ha permitido que miembros del Partido de la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (DEM), defensor de los derechos kurdos, visiten a Öcalan en prisión, y en julio pasado, en un hecho sin precedentes, Turquía autorizó al líder kurdo pronunciar un discurso por vídeo en el que reiteró su llamamiento a la paz.
El PKK es considerado por sus líderes una vanguardia política y militar en la lucha por los derechos culturales de los kurdos en Oriente Medio. En Irán, por ejemplo, el Partido de la Vida Libre (PJAK), fundado en 2004, cuenta con un brazo armado y comparte la ideología del PKK.
"El PKK no impone su visión a otras regiones kurdas, ya sea en Irán, Irak o Siria. Cada región tiene su propia voluntad, pero aspiramos a que resuelvan sus problemas de forma pacífica y sin violencia", afirmó Aydar.
Destacó que la situación de los kurdos ha mejorado notablemente en Siria e Irak, pero no en Irán, donde "la mentalidad del régimen no ha cambiado (...), por lo que el PJAK no planea deponer las armas, sino que busca organizarse mejor para defender sus derechos".