“Creo firmemente que este es el amanecer histórico de un nuevo Oriente Medio”. Así lo afirmaba el presidente estadounidense, Donald Trump, que presentó el plan de paz para Gaza en la Casa Blanca el pasado 29 de septiembre. Y añadía: “Mientras el polvo se asienta, el humo se disipa, los escombros son retirados y las cenizas se limpian del aire, amanece un nuevo día en una región transformada”.
Y en ese amanecer de un “nuevo día”, Tel Aviv y Gaza se despertaban expectantes. En la capital israelí, cientos de personas esperaban impacientes en la plaza de los Rehenes a la liberación de los secuestrados. No había despuntado el sol y los israelíes ya ondeaban en la plaza de Tel Aviv –que lleva los dos años de conflicto siendo el centro neurálgico de concentraciones para pedir el regreso de los cautivos– banderas de Israel y carteles con las caras de los rehenes y de Trump, así como con frases como Paz en Israel o Un nuevo día se levantará.
Hamás entrega 20 rehenes vivos
El Ejército israelí publicaba un comunicado, a las 9:30 horas, confirmando que, poco antes, los primeros 7 rehenes con vida –de un total de 20 que han permanecido cautivos durante 728 días– habían cruzado la frontera. Eran Eitan Mor (25 años), Alon Ahel (24), Ziv Berman (27), Gali Berman (27), Guy Gilboa Dalal (24), Omri Miren (48) y Matan Angrest (22).
Y tan solo varias horas después, a las 11:00 hora local, el grupo islamista Hamás entregó a la Cruz Roja los 13 restantes, entre los que figuraban Nimrod Cohen (20), capturado desde un tanque cerca de la frontera con Gaza; Rom Braslavski (21) y Bar Kupershtein (23), secuestrados mientras trabajaban en el festival de música Nova, y Evyatar David (24), Maxim Herkin (37), Elkana Bohbot (36), Segev Kalfon (27) y Yosef Haim Ohana (24), capturados también en este festival.
También Matan Zangauker (25), secuestrado en su casa de Nir Oz junto a su pareja; los hermanos argentinos Ariel (28) y David Cunio (35), Avinatan Or (32), cuya novia fue capturada y rescatada luego en junio de 2024, y Eitan Horn (38), argentino secuestrado mientras visitaba a su hermano mayor.
Israel libera unos 1.900 presos palestinos
Y tras estas entregas, Israel procedió a liberar a los primeros prisioneros palestinos, trasladados en autobuses a Ramala, la capital de Cisjordania, a las 12:50 hora local, donde los esperaban sus familiares y amigos. Según una fuente de la ciudad, un total de 95 palestinos serían liberados en este punto, mientras alrededor de 1.700 lo harían en Gaza.
Al final del día se esperaba que unos 1.900 prisioneros fueran liberados, de los cuales 154 serán deportados a Egipto, según asociaciones de presos de Hamás y la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Cuatro primeros cuerpos de fallecidos
El canje continuó por la tarde cuando a las 17:30 hora local, el Ejército israelí confirmaba la entrega de los cuatro primeros cuerpos de rehenes fallecidos previstas. “Tras esto, se producirá la entrega de otros dos ataúdes de rehenes fallecidos. Se requiere a Hamás que cumpla el acuerdo y tome las medidas necesarias para el retorno de todos los rehenes fallecidos”, recogía el comunicado castrense, porque aunque en Gaza hay un total de 28 cadáveres de cautivos, las autoridades de Israel estaban al tanto de que el grupo islamista no ha logrado recuperar todos los cuerpos.
Por ello, en las negociaciones del actual alto el fuego, las partes acordaron que una entidad internacional participaría en la búsqueda de los cadáveres que Hamás no entregara este lunes a la Cruz Roja. Y los cuerpos que se entregasen, serían transferidos para ponerlos a disposición de las fuerzas armadas que, finalmente, los trasladarían al Instituto de Medicina Forense Abu Kabir de Yaffa (sur de Tel Aviv) para su identificación.
Trump, el protagonista
Y, sin embargo, pese a la fuerza de los intercambios y como en tantas otras ocasiones, los ojos que no se encontraban en ninguno de los puntos de canje de rehenes estuvieron puestos durante toda la jornada sobre Trump.
El presidente estadounidense aterrizó en Israel, pasadas las 9:40 horas, donde fue recibido por su homólogo israelí, Isaac Herzog, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, con una alfombra roja. Se desplazó entonces hasta Jerusalén para reunirse con los familiares de los rehenes y pronunciar un discurso en la Knéset –el Parlamento israelí–.
Allí se convirtió, entre aplausos, en el protagonista del Parlamento al asegurar que “Israel, con nuestra ayuda, ha ganado todo lo que se puede lograr por la fuerza de las armas. Ahora es el momento de transformar estas victorias contra los terroristas en paz y prosperidad para todo Oriente Medio”. Un protagonismo que no lograron descentrar los diputados Ayman Odeh y Ofer Cassif, de la coalición árabe-judía Hadash Taal, quienes portaban pancartas con el texto "¡Reconoced Palestina!" y fueron retirados por la seguridad.
Y tras la intervención, Trump viajó a Egipto para copresidir la Cumbre para la Paz, con más de treinta dirigentes mundiales –a los que se encargó de saludar de uno en uno–, entre ellos líderes de Catar, Turquía, España, Francia y Reino Unido, junto al presidente egipcio Abdelfatah Al Sisi y al presidente de la ANP, Mahmud Abás.
Sucedió entonces en Sharm el Sheij la firma del “acuerdo de paz” entre representantes de EE.UU., Catar, Egipto y Turquía –los países que durante más de dos años han tratado de mediar para lograr el fin del asalto israelí sobre Gaza–. Después, Al Sisi otorgó a Trump el Gran Collar del Nilo, la máxima distinción del Estado, por su “distinguido esfuerzo por la paz, la desactivación de conflictos y, más recientemente, su papel fundamental para poner fin a la guerra en Gaza”. Y, definitivamente, la paz adquiere un papel secundario y Trump se prolacama protagonista.