Las sacudidas por el gran repunte de la ultraderecha en Sajonia y Turingia, en el este alemán, a pocas semanas de que se vote en Brandeburgo, otra región oriental donde los extremistas pueden ganar, aún perturban la política nacional de Alemania, pues todos los partidos siguen atentos a los escenarios abiertos por los comicios del domingo.
En tono de celebración se expresan todavía tanto los líderes de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que se impuso en las elecciones de Turingia y fue segunda fuerza en Sajonia, como los de la recién irrumpida en la política regional Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), una formación populista de izquierdas que logró ser el tercer partido más votado en ambas elecciones.
Tanto en AfD como en BSW hablan de que sus partidos han logrado un “éxito histórico”, aunque las consecuencias todavía resultan inciertas. “Nuestro objetivo desde el principio era establecer una nueva cultura política en Turingia y sigue siendo nuestro claro objetivo incluso después de las elecciones”, señalaron este martes representantes de BSW, ante el complicado horizonte de negociaciones para formar gobierno allí.
El partido de Sahra Wagenknecht podría ser una de las fuerzas clave en la formación de un nuevo Ejecutivo en ese estado federado, en el que AfD reivindica, como también hace en Sajonia, haber recibido un “mandato” de gobierno. En Sajonia, sin embargo, lleva la iniciativa la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Michael Kretschmer, que se impuso a la ultraderecha por un escaso margen. También en Turingia se espera un Ejecutivo liderado por el igualmente cristianodemócrata Mario Voigt.
En cualquier caso, en los medios alemanes se plantea aún que el Gobierno y la coalición de Scholz están “bajo presión”. Esa presión se suma a la que ya acusaba por la impopularidad de Scholz y compañía, pues casi el 79% de la población está insatisfecha con el Ejecutivo.
El SPD pide esfuerzos
En Berlín, los partidos del gobierno que dirige Olaf Scholz, compuesto por el Partido Socialdemócrata de Alemania (SDP), Los Verdes y los liberales del FDP, aprietan los dientes ante las dificultades generadas por lo que el propio canciller llamó unos resultados “amargos”. Su partido arropa al canciller, aunque según recoge el diario Bild, “los líderes del SPD deben esforzarse más” de acuerdo con las palabras de Lars Klingbeil, copresidente de los socialdemócratas y hombre de confianza de Scholz.
Según Nils Diederich, politólogo de la Universidad Libre de Berlín, los electores en el este alemán parecen no considerar al SPD –y sus aliados en Berlín– como alternativa a la CDU, el partido del Gobierno de Sajonia y la segunda formación más votada en Turingia el domingo. “Gran parte de los votantes que no están satisfechos con la situación del país se está yendo a las nuevas ofertas políticas, AfD y BSW”, consideró.
A su entender, en Berlín no habrá una reacción notable e inmediata a los resultados del domingo, entre otras cosas porque aún ha de votarse en Brandeburgo, el otro Land que vota el domingo día 22.
Allí, a diferencia de lo que ocurre en Turingia y Sajonia, el SPD tiene a Dietmar Woidke de presidente, cargo que detenta este socialdemócrata de 62 años y que permite al partido del canciller seguir gobernando en Brandeburgo desde 1991.
Según encuestas recientes, en Brandeburgo AfD lleva la delantera, pues se le atribuye un 24%, mientras que esos sondeos dejan al SPD en un 20% y a la CDU un 19%. Cerca está la BSW (17%), mientras que muy lejos y en lucha por lograr la supervivencia parlamentaria se encuentran Los Verdes y el FDP, los aliados de Scholz.