La extrema derecha israelí, incluyendo doce ministros como el polémico Itamar Ben Gvir y quince legisladores alineados con el movimiento colono, realizó un acto en Jerusalén para exponer sus planes para la Gaza de posguerra: reconstruir asentamientos judíos en el enclave y alentar la emigración de la población palestina. “Es hora de regresar a casa, a Gush Katif”, clamó el ministro de Seguridad Nacional, el extremista y antiárabe Itamar Ben Gvir, en la inauguración del evento frente a una audiencia apasionada de miles de militantes ultranacionalistas y sionistas religiosos.

Gush Katif era el bloque de asentamientos israelíes en la Franja de Gaza hasta su evacuación en 2005 con base en la ley de retirada promovida por Ariel Sharon, algo que el movimiento colono aún ve como un gran error que dio vía libre al “terrorismo”. Israel desmanteló sus 21 asentamientos en la Franja y obligó a sus 8.000 residentes a marcharse cuando se retiró unilateralmente de Gaza en 2005, retrocediendo a las fronteras previas a 1967.

Unos dos millones de personas, alrededor del 90% de la población del enclave ya se encuentra desplazada por la violencia, la mayoría hacinados en el área de Rafah, en el extremo meridional a las puertas de Egipto, cuyo presidente Abdel Fatah al Sisi, se ha opuesto rotundamente a abrir su frontera a refugiados palestinos.

El desplazamiento de gazatíes por la actual guerra en la Franja es el mayor éxodo de población en la historia de Palestina, superando las 800.000 personas que tuvieron que abandonar sus casas en 1948 cuando se creó el Estado de Israel, un trauma nacional conocido como la Nakba (desastre). “Debemos alentarlos a que se vayan”, instó Ben Gvir.

Ideología colona

Bezalel Smotrich, la otra referencia de la extrema derecha dentro del Gobierno, a cargo de la cartera de Finanzas, también acudió al acto. “Si Dios quiere, nos asentaremos y saldremos victoriosos”, clamó Smotrich.

Además de los dos ministros ultranacionalistas y colonos, seis ministros del Likud –el partido de Netanyahu– acudieron al evento, así como el ministro de Vivienda, el líder ultraortodoxo Yitzhak Goldknopf, lo que demuestra que la ideología colona está cada vez más extendida en el espectro político de Israel.

Netanyahu no asistió al acto, pero preguntado por lo allí dicho señaló que los legisladores y ministros son libres de expresar sus posturas pero que la recolonización de la Franja no es una política gubernamental en este momento. El primer ministro sí ha apoyado que Israel mantenga el “control de seguridad” del enclave cuando se termine la guerra para evitar un resurgimiento de Hamás.

El acto fue organizada por el grupo promotor de asentamientos Nachala y el Consejo Regional de Samaria –como en Israel se denomina al norte de Cisjordania– que ven la guerra en Gaza como una oportunidad. Nachala ha establecido seis grupos de asentamientos en Cisjordania donde viven 400 familias y ya está ideando proyectos semejantes en la Franja, en concreto en el corazón de la ciudad de Gaza y en Jan Yunis, hoy arrasadas por la guerra.

Ya en diciembre la constructora Harey Zahav, especializada en asentamientos en Cisjordania, promocionó hileras de chalés en primera línea de playa en Gaza, cuando “se evacúe a los invasores y se limpien los escombros”.