Rusia, que aseguró este martes que tiene la iniciativa en el frente, intenta hacer mella en la moral ucraniana con bombardeos diarios contra la infraestructura civil y militar de Ucrania, que en muchas de sus regiones carece de las defensas antiaéreas necesarias para protegerse de la lluvia de misiles.

Mantenemos la iniciativa a lo largo de toda la línea del frente”, afirmó el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, en una reunión con los altos mandos de las Fuerzas Armadas.

Shoigú subrayó que el Ejército ruso “reduce metódicamente el potencial combativo de las Fuerzas Armadas de Ucrania” y resaltó que solo durante el año pasado “el enemigo perdió más de 215.000 hombres y 28.000 piezas de armamento”.

El ministro ruso de Defensa no ofreció datos de bajas propias, algo que no hace desde septiembre de 2022, cuando cifró en 5.937 los soldados rusos muertos en Ucrania.

Acusó al Gobierno ucraniano de que, a instancias de sus “patrocinadores occidentales”, lleva a sus soldados “al matadero y de buscar cualquier posibilidad de completar las filas del Ejército ucraniano”.

Los tres ataques masivos con misiles lanzados por Rusia en los últimos días han dejado al descubierto las debilidades de las defensas antiaéreas ucranianas en varias regiones del país, salvo en los alrededores de Kiev, donde han demostrado un elevado nivel de efectividad.

“Ucrania depende de los suministros de armamento occidental, incluidos los de sistemas de misiles antiaéreos”, afirmó ayer el portavoz de la Fuerza Aérea de Ucrania, Yuri Ignat, quien aseguró que el país repone las existencias de este tipo de misiles a medida de su empleo.

Agregó que Ucrania recibe también misiles antiaéreos para sistemas soviéticos de países que cuentan con ellos en sus arsenales. Ignat admitió que el país utilizó una reserva importante de cohetes para repeler los últimos ataques masivos, pero recalcó que Estados Unidos y Europa incrementan la producción de este tipo de armamento.