Ucrania mantiene su contraofensiva y anuncia éxitos en Donetsk y Zaporiyia

Las tropas ucranianas anuncian éxitos en la región oriental de Donetsk y en la sureña de Zaporiyia como parte de su contraofensiva en varios sectores del frente, mientras Moscú lidia con las consecuencias de la insurrección fallida del grupo mercenario Wagner. El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania anunció ayer que continúan las “operaciones ofensivas” en tres sectores distintos del frente, las zonas de Bajmut (Donetsk), Melitópol y Berdiansk (en la región de Zaporiyia).

En Bajmut, la Guardia de Fronteras ucraniana aseguró que sus efectivos “avanzan” y están “barriendo a la infantería rusa”, mientras que “una parte del ejército ruso no ha podido resistir la ofensiva y se ha rendido”, según publicó este cuerpo en su canal de Telegram.

También en la zona de Kurdyumivka se produjeron “asaltos exitosos” contra las posiciones enemigas y, como resultado de los combates, un batallón ruso fue derrotado, con 35 efectivos eliminados, 40 en fuga, y varios hechos prisioneros, según fuentes ucranianas.

En el frente sur, las tropas rusas “han sufrido bajas significativas de personal, armas y equipos”, aseguró el mando militar ucraniano, según el cual las fuerzas de Kiev realizaron ataques particularmente exitosos en las zonas situadas entre las localidades de Novodarivka y Pritune y Novodanilivka y Robotine.

Postura prorrusa

Esta última ofensiva fue corroborada por las autoridades prorrusas de la parte de Zaporiyia que está bajo control de Moscú, que señalaron que los “nazis” intentaron avanzar en el frente de Oríjiv, lanzando un ataque de infantería con apoyo de blindados, acompañado de fuego de artillería.

El representante prorruso Vladímir Rógov afirmó que los soldados rusos mantienen la defensa en esa parte del frente y que la localidad de Robotine sigue bajo su control, mientras que la aviación rusa bombardeó puntos de concentración de fuerzas ucranianas para evitar que envíen refuerzos.

El gobernador de Zaporiyia, Yuri Malashko, informó ayer de la muerte de una persona, así como de otros seis heridos de gravedad, tras un último ataque ruso lanzado sobre la región, en concreto en la ciudad de Oréjov.

El fallecido es un hombre de 77 años, precisó Malashko, mientras que los heridos tenían edades entre los 45 y los 87 años, la mayoría de ellas mujeres. “¡El enemigo responderá por cada uno de sus crímenes y quitar vidas ucranianas!”, manifestó el gobernador para cerrar el parte, publicado en Telegram.

Zaporiyia alberga la central nuclear más grande de Europa, por lo que existe el temor que un mal cálculo por parte de rusos y ucranianos pueda provocar una catástrofe sin parangón. Desde el inicio de la invasión, Moscú y Kiev se han estado acusando de poner en peligro la estabilidad de las instalaciones.

La semana pasada, tras su última revisión, el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) alertó de que la situación en la central era “grave”, aunque “estable” después de las consecuencia que trajo consigo la destrucción de la presa de la central nuclear de Kajovka, en la región de Jersón.

Incursión en Bélgorod

Por otra parte, el líder checheno, Ramzán Kadírov, anunció ayer que las tropas chechenas que llegaron hace diez días a la región de Bélgorod, en la frontera con Ucrania, lograron evitar una nueva incursión enemiga en territorio ruso. “Actuando de manera proactiva impidieron un intento de un grupo ucraniano de penetrar en nuestras posiciones y aniquilaron al enemigo”, escribió Kadírov en Telegram.

A mediados del mes Kadírov ordenó a sus hombres que protejan la frontera en la región rusa de Bélgorod, objeto de ataques ucranianos diarios y de al menos dos incursiones armadas de paramilitares rusos contrarios al Kremlin en poco más de un mes.

La publicación Pepel de Bélgorod señaló, no obstante, que los voluntarios del regimiento Ajmat de Kadírov ocupan no la primera línea, sino “en el mejor de los casos del tercer al quinto escalón de defensa”.