El nuevo Gobierno finlandés, formado por los cuatro mayores partidos de derechas del país –incluida la ultraderecha–, tomó posesión ayer con una amplia agenda reformista que contempla más austeridad, más recortes, bajadas de impuestos y menos inmigración.

El líder del partido conservador Kokoomus, Petteri Orpo, ganador de las elecciones legislativas del pasado 2 de abril, fue elegido primer ministro en el Eduskunta (Parlamento finlandés) por 107 votos a favor y 81 en contra, en sustitución de la socialdemócrata Sanna Marin.

El nuevo Ejecutivo, formado por los conservadores, el ultraderechista Verdaderos Finlandeses, el Partido Popular Sueco de Finlandia (SFP) y los cristianodemócratas, supone un giro drástico respecto al Gobierno de Marin, ya que está considerado el más de derechas de la historia reciente del país nórdico.

“Hemos elaborado un sólido programa de gobierno y vamos a implementarlo. Creo que lograremos un cambio que hará de Finlandia un país próspero y floreciente durante las próximas décadas”, afirmó Orpo tras su nombramiento.

Gasto y reforma laboral

El programa económico del nuevo Ejecutivo persigue reducir la deuda pública, que actualmente se sitúa en torno al 73% del PIB, mediante un ajuste presupuestario de 6.000 millones de euros durante los próximos cuatro años, de los que 4.000 millones serán recortes del gasto. Este ajuste contempla reducir los servicios sociales y los subsidios públicos, especialmente por desempleo, así como aumentar los impuestos sobre los medicamentos, los eventos deportivos, la cultura y el ocio, que subirán del 10% al 14%.

El programa recoge además una bajada del impuesto sobre la renta y una serie de medidas para incentivar la creación de empleo, incluida una reforma laboral para facilitar el despido y limitar la autonomía de la patronal y los sindicatos a la hora de negociar los convenios colectivos.

Tanto los partidos de izquierda como las organizaciones obreras han criticado duramente el nuevo programa de gobierno, al considerar que aumentará las desigualdades sociales y empeorará las condiciones laborales de los trabajadores.

Trabas al asilo

El regreso de la ultraderecha al Gobierno finlandés supondrá el endurecimiento de las políticas de asilo e inmigración. La nueva titular de Interior, Mari Rantanen, declaró a la prensa que su ministerio dará “un giro radical” a estas políticas, ya que en los últimos años han sido las más laxas de todos los países nórdicos. “Vamos a endurecer todas las condiciones para venir a Finlandia, para vivir aquí y para quedarse, como han hecho otros países escandinavos”, afirmó.

El nuevo Gobierno tiene intención de recortar la cuota anual de refugiados que llegan a través de Naciones Unidas desde los 1.050 actuales hasta los 500 y el asilo pasará a tener carácter temporal, reduciéndose su duración al mínimo permitido por la legislación europea.